Revista Cultura y Ocio
¡Menudo invierno! Creo que estamos casi todos de acuerdo, independientemente de la Comunidad Autónoma a la que pertenezcamos, que se está haciendo largo y húmedo. Ahora que ha llegado la primavera, aún da sus coletazos justo cuando menos te lo esperas.
Tantas lluvias ahora tienen sus recompensas. Los campos que muchas veces son áridos y secos, actualmente se muestran verdes y llenos de multitud de florecitas multicolores y los pantanos, ríos y cascadas totalmente desbordantes. (De alergias no hablamos que estamos en plan positivo).
Por eso, hace unos días, cuando salió el sol y el cielo estaba totalmente despejado casi no lo podíamos creer. En las zonas de montaña de nuestra comunidad había riesgo alto de aludes, así que descartamos la posibilidad de ir para allá. Pero como cada paisaje tiene su encanto y algunos su temporada, se nos ocurrió que una cascada sería un buen destino. De hecho, ese fin de semana fuimos a dos, totalmente poseídos por la pasión de no tener que cargar con paraguas y chubasquero. Hoy os vamos a hablar de una de ellas y del bonito pueblo en el que se encuentra.
Nos desplazamos a Valverde de los Arroyos. Este municipio está en Castilla la Mancha, concretamente en la provincia de Guadalajara. Desde Madrid hay unos 130 km., algunos por carreteras comarcales, por lo cuál hay que tomárselo con tiempo y calma. El paisaje actualmente está muy bonito.
Pertenece a los municipios de Arquitectura Negra, algunos de los que hablamos anteriormente aquí. Básicamente, se resume en el uso de la pizarra para sus construcciones, resaltando una estética realmente llamativa y que está regulada por una normativa en esta zona, para mantenerla.
Es un lugar bastante frecuentado, a parte del atractivo de su homogeneidad arquitectónica, se suma el enclave maravilloso en el que se encuentra, a los pies del Ocejón y, por su puesto, las Chorreras que se convierte en protagonista.
Nuestra recomendación es que vayáis temprano a la visita. Ahora mismo estamos todos “locos” por salir al aire libre y cazar un rayo de sol. Así que, las cascadas se convierten en atractivos codiciados. Uno siempre tiende a pensar, que el plan para el día solo se le ha ocurrido a él (alta autoestima) y cuando llegas a destino ves que hay muchas cabezas pensantes por el mundo.
Los fines de semana se habilita un aparcamiento ubicado en la zona del cementerio. Está prohibido el paso con vehículo al interior del pueblo salvo para residentes. Algo que se agradece, porque si no, en un lugar tan chiquitito y bonito no se verían más que automóviles.
Dicho lo más destacable acerca del municipio, que merece un buen paseo para disfrutarlo. Nos vamos hacia Las Chorreras de Despeñalagua.
Para llegar a ella se sale desde el pueblo, una vez lleguéis a la plaza (no tiene pérdida), seguís hacia arriba. Dejareis a la izquierda un campo de futbol y a partir de ahí a seguir el sendero.
En este caso no se trata ni tan siquiera de una “ruta”, es un paseo sencillo, por el campo, sin ninguna dificultad, más allá de que cuando hay bastante gente, se forma una especie de peregrinación. Esto nos pasó cuando volvíamos con todos los que llegaban, por eso os recomendamos, si podéis, que no vayáis demasiado tarde.
Quizá sí recomendaros que llevéis un calzado más o menos resistente a la humedad. Debido a las abundantes lluvias de estos meses, hace unos días, había muchas zonas en las que se caminaba como por un riachuelillo. Y luego, además, una vez lleguéis a las Chorreras seguramente querréis pasar de un lado a otro, por lo que el único equipamiento necesario que necesita está excursión es de un calzado adecuado. Ya os decimos que es un tranquilo paseo, sin pendientes ni nada parecido, pero muy agradable y una recompensa final.
Las Chorreras de Despeñalagua, situadas en la Sierra de Ayllón, suelen llevar agua durante todo el año, aunque en invierno, debido a lo fría que es esa zona se mantienen habitualmente congeladas.
El agua cae en vertical a través de saltos de agua consecutivos desde bastantes metros de altura (nos hubiera encantado precisar, pero recibimos informaciones contradictorias, tenemos versiones de 50 metros hasta 120, pasando por 80, a nosotros nos dan un poco igual los metros, la verdad, nos gustaron mucho). Es tanto el agua que llevan, que hace unas semanas, había un desdoblamiento y por el lado derecho caía otra pequeña cascada con fuerza.
No sé que tienen el agua y las cascadas, pero son hipnóticas. Será el ruido, la imagen. Ver el agua correr, tan limpia y cristalina, con fuerza, es una sensación maravillosa.
En la zona de las Chorreras hay espacios, rincones en los que poder sentarte y quedarte un rato allí, ver el agua discurrir infinita, que a ratos piensas si eso no será un circuito cerrado…
Salimos encantados de está excursión que realizamos el primer día de sol del que hemos podido disfrutar.
Comimos en el municipio, en un restaurante que está a las afueras, casi pegado a la carretera. La comida fue normal, un menú de fin de semana, pero tiene una cosa estupenda, y es una terraza en la que poderte tomar el café entre sol y sombra, rodeado de naturaleza y tranquilidad. Con una sensación de paz y vida que no tiene precio. Una escapada sin grandes pretensiones que se convierte en una experiencia revitalizante en cuestión de horas…
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