Ser felices 😉
Una de las cosas que tenemos que dejar de hacer para ser felices, es luchar.
Dejar de luchar para que el dolor se vaya, luchar para sentirnos mejor, luchar para conseguir más dinero, luchar para encontrar pareja o luchar para que los demás cambien... estoy convencida de que nada de lo que queremos se consigue con lucha o sacrificio.
Hay que soltar todo, dejar actuar a Dios, y agradecer todo lo que tenemos.
Agradecer existir y tener tantas posibilidades
Agradecer tener un cuerpo, una mente y un plato de comida. Agradecer el agua, el jabón y la ropa que llevamos puesta. Agradecer hasta el aire que respiramos.
Agradecer el sol, la lluvia, el viento y los árboles. Sin ellos ¿que sería de nuestras vidas?
Agradecer cada prueba y cada persona que se nos presenta (que nos cae mal o bien) para ayudarnos a crecer, para despertar, para darnos cuenta, para sanar...
Y agradecer todo aquello que damos por sentado; pues todo lo que somos y tenemos, nos fue dado sin pedirnos nada a cambio.
Todo lo que pasó tenía que pasar. Todo lo que sucede tiene que suceder. Nosotros lo elegimos. Nos dieron libertad absoluta para crear la realidad que vemos y vivimos. Vamos a dejar de culparnos por no tomar la mejor decisión, por lo desagradable que pasó, o por el empleo que perdimos o por la traición de un amigo. Lo que pasó tenía que pasar y fue lo mejor que pudimos hacer. No tiene caso culparnos o luchar por lo que creemos que será mejor.
Y vamos a dejar de pedir; no pidamos más nada porque ya lo tenemos todo y, en todo caso, para que llegue lo que queremos hay que hacer espacio y deshacernos de tantas cosas acumuladas...
Si tenemos que pedir algo, pidamos sanar nuestros pensamientos y nuestra mente para ver la inteligencia, la bondad y el amor en nuestra vida. Y también para sentir la gloria de Dios aquí y ahora mismo.
Limitémonos a agradecer. Cuando agradecemos no cabe la tristeza 😉