Vamos a echarle millo… al pichón
“Uno sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena”, la frase es de mi señora madre, y me retumba en la cabeza cada vez que me encuentro cosas como las que voy a contar. En Navidad, o sea en diciembre, somos proclives a sonreír y a querer más que mucho a todo aquello que corra, nade o vuele a nuestro alrededor. Y la prueba está a la vista. No hay que decir más.
Normalmente no somos conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, porque nuestro ombligo es tan grande y redondo que hasta nos nubla la vista, y a medida que nos separamos del 24 de diciembre esa magnitud ombliguil empieza a crecer a pasos agigantados. Y ya en abril no nos acordamos de los prójimos, ni del ébola, ni del sida, ni del cáncer, ni de Aldeas Infantiles (bueno menos cuando te tranca uno de los del chaleco por la calle y no te deja ni dar un paso). Pero todo sigue rodando en esta nuestra comunidad, y pese a que no haya arbolitos ni publicidades de cocacola, la gente sigue enfermando, los niños se siguen empobreciendo, y etc, etc.
Todo este rollo que he escrito es -además de mi diatriba anual contra las fiestas estas de navidad- para contarles que en mi pueblo, un grupo de amigos ha echado a caminar un proyecto solidario, que durará no un mes, ni dos, sino un montón de kilómetros. Se llama Pichón Trail Project y nace con la iniciativa de hacer visible, a través del deporte, la enfermedad de la esclerosis múltiple. Recordar una y otra vez que hay afectados cercanos, que necesitan ayuda, que necesitan cariño, y para eso se han puesto el Pichón en las camisetas que usan para correr por el monte.
Y como en La Orotava (y alrededores) somos casi como los de Bilbao, es decir más chulos que nadie, han empezado a salir pichones de cualquier lado, del fútbol, del waterpolo, y hasta de gente que ni hace deporte, pero quiere apoyar y colaborar y se ponen una pulsera amarilla para hacer visible su colaboración.
Se trata de una iniciativa local, muy local, pero que está pensada de manera global. Y de su espontaneidad ha emanado un éxito que yo creo que ni ellos mismos se esperaban, un éxito solidario y cariñoso.
Hoy viernes 12, en la cafetería de Auditorio de Tenerife, los pichones se presentan en sociedad, con un concierto de Rock Cake. Pasen por allí y dejen sus granitos de millo. Es divertido, es solidario, es humano… muy humano.