Revista Conciertos
"En enero cumplo 60 años y mi idea es poder ver este ciclo tan hermoso, donde el cariño que recibí es interminable. Ahora me siento firme para hacerlo, en diez años no sé". Con esas palabras Luis Alberto Spinetta anunció la reunión de sus Bandas Eternas al cumplirse 40 años del primer disco de Almendra, banda fundacional del rock en Argentina. Los seguidores de Spinetta agradecieron este gesto inesperado para un músico que siempre se negó a mirar hacia atrás.
Edelmiro Molinari lo definió así en una nota previa al concierto: "yo no lo llamo reencuentro de nada. Si yo me tengo que remontar 40 años atrás, cuando la gente decía que nos habíamos separado, tengo que contestar lo mismo que contestábamos en ese momento: nunca nos separamos. Nos multiplicamos. Almendra fue un cuadro que pintamos entre cuatro personas que comparten una obra de arte con mucho amor. Y a partir de eso, cada uno de nosotros siguió con distintas experiencias, por eso nos multiplicamos: de Almendra nació Aquelarre, conjunto que hicieron Rodolfo y Emilio, con Héctor Starc y Hugo González Neira. Y nació Color Humano, el grupo en el que yo tocaba con Rinaldo Raffaneli, David Lebon y después, cuando se fue, con Oscar Moro. Pero Almendra nunca se separó".
Y llegó esta noche de milagros y ruido de magia, celebración inolvidable que revivió la poesía de Almendra, la furia de Pescado Rabioso y la experimentación de Invisible.
Además de estos próceres participaron músicos de Spinetta Jade, Los Socios del Desierto, y una lista enorme de invitados y temas que repasaron cuatro grandes décadas de música.
El estadio se transformó en un jardín, y los presentes, íconos de la cultura argentina como Charly García, Fito Páez y Gustavo Cerati, junto a figuras y leyendas como Diego Rapoport, el Mono Fontana, Beto Satragni, Leo Sujatovich, Pomo, Machi, David Lebón, Carlos Cutaia, Black Amaya, Bocón Frascino, Rodolfo García, Emilio del Guercio y Edelmiro Molinari hicieron un recital que seguramente será recordado como uno de los más antológicos de la historia del rock argentino.
Nadie obligará a decir a Luis (él tampoco lo hará) "que todo tiempo por pasado fue mejor", aunque estamos totalmente convencidos de que así es...
Pienso que ninguna crónica podrá alcanzar la intensidad emocional ni la calidad de lo que se vivió esta noche, tal vez el título que escribió un periodista se le acerque bastante al definirla como "La magia eterna de la buena memoria".
Yo creo que esta noche de Luis Alberto Spinetta y sus Bandas Eternas ha sido un ensueño dentro de este insomnio, y por el respeto ante la música y los músicos, por la trayectoria creativa pura e íntegra de este coloso, debería quedar escrita en el cielo, tal vez por unos niños.
Y que siga la melodía...
Fernando Gonzalez