Una casa con los electrodomésticos “apagados”, pero NO desenchufados, a pesar de que no son utilizados, mientras estén conectados a la corriente eléctrica, consumen luz, lo que supone un gasto de 1,6 kWh diarios.
Si están enchufados a la corriente consumen energía debido a que continúa circulando electricidad por todo el aparato y, por tanto, el consumo de corriente es inevitable. Pero, ¿a qué se debe este fenómeno? porque sigue funcionando la fuente de alimentación.
Prácticamente todo artefacto eléctrico, aparatos audiovisuales, equipos informáticos y cargadores de baterías tienen una fuente de alimentación o adaptador de corriente que se encarga de convertir la corriente alterna en continua de bajo voltaje y después la transforma a la intensidad y tensión adecuadas a cada aparato.
Generalmente, esta fuente de alimentación no se desconecta al apagar el aparato y sigue consumiendo electricidad. Su potencia va desde medio vatio a más de 20 vatios, con lo que, si se mantiene todo el año enchufada, cuesta de medio euro a 20 euros aproximadamente. Aparte, el gasto del aparato cuando está encendido y realmente cumple su función
Es lo que se conoce como consumo en modo stand by. Según la agencia internacional de Energía, el consumo de los aparatos en modo stand by, dependiendo del número de aparatos, es responsable del 5 al 20% del total de la electricidad consumida en la mayoría de hogares y de una cantidad desconocida de oficinas, comercios y fábricas.
Los aparatos que consumen energía “apagados”, los llamados “Vampiros de energía eléctrica” aumentan la factura eléctrica y el impacto medioambiental, representan un buen porcentaje del consumo de la electricidad de un hogar.
El consumo oculto de estos “Vampiros de energía eléctrica” se debe normalmente al dispositivo conocido como stand by, que sirve al electrodoméstico para encenderse más deprisa, detectar un mando a distancia en cualquier momento o realizar algún tipo de orden programada. En otras ocasiones, los aparatos vienen provistos de relojes, luces o paneles informativos digitales que están activados constantemente, y que, por tanto, necesitan también electricidad.
En su día, estos sistemas pudieron parecer buena idea, ya que permitían tener los aparatos preparados para ciertas acciones sin necesidad de que estuvieran encendidos del todo. Sin embargo, en la actualidad se han convertido en un derroche energético injustificado la mayor parte de las veces, mucho más teniendo en cuenta que el ahorro energético y el respeto al medio ambiente son cada vez más valorados.
Uno de los perjuicios más grandes de dejar conectados los aparatos eléctricos es que disminuye su calidad de vida y tienen el riesgo de quemarse si existe un cambio brusco de voltaje. Cada electrodoméstico tiene un ciclo de vida y mientras más tiempo pase conectado menor será su tiempo de duración. Un claro ejemplo de esto son las baterías de los ordenadores portátiles, las cuales se desgastan más rápido si están conectadas todo el tiempo.
El gasto eléctrico de un módem o el descodificador de TDT puede llegar a los 10 euros anuales.
Dejar un microondas conectado todo el día sólo para tener actualizado su reloj o el cargador del móvil sin el teléfono, son ejemplos de consumo de energía en stand by.
Además, un gran número de electrodomésticos funcionan con mandos a distancia por lo que el transformador queda conectado a la red y consume energía, son… “vampiros”, si se dejan conectados de forma permanente.
Se estima que en un hogar puede haber más de 10 “vampiros” que consumen energía, lo que equivale en casos críticos a mantener encendido un foco de 60 watts todos los días.
Desde el año 2001, la Unión Europea tiene un código de conducta para reducir energía, pero no es de obligado cumplimiento.
La manera de terminar con ese gasto innecesario es simplemente desconectar los aparatos eléctricos que no se usan.
Los electrodomésticos más “vampiros”, son: Televisión de plasma, Consola de videojuegos, Reproductor de DVD, Ordenador de escritorio, Ordenador portátil, Cepillo dental recargable, Impresora láser, Microondas…
Los “Vampiros de energía eléctrica” son cada vez más frecuentes en los hogares: se estima que el número de grandes y pequeños aparatos electrónicos casi se ha triplicado en los hogares en las últimas tres décadas. Por ello, saber cómo desactivarlos del todo no sólo reducirá la factura eléctrica, sino también las emisiones de dióxido de carbono, causantes del cambio climático, y otros impactos medioambientales derivados de la producción eléctrica.
Los expertos recuerdan que, aunque su consumo pueda parecer bajo, la suma de los cada vez más numerosos "vampiros" puede suponer al cabo del año un importante gasto eléctrico. Por ejemplo, un informe del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de Estados Unidos, indica que en dicho país requieren el 10% del gasto eléctrico en los hogares. Por su parte, el Departamento de Energía estadounidense ha calculado que suponen para este país un gasto de unos 3.000 millones de euros al año. Guerra al stand by:
Cómo acabar con los “Vampiros de energía eléctrica”, apagando esas pequeñas lucecitas que permanecen iluminadas aun cuando el electrodoméstico no esté en activo.
Puede parecer extraño que el vídeo o el reproductor de DVD, el ordenador o la impresora, e incluso los cargadores de baterías del MP3 o el móvil gasten electricidad aunque estén apagados o no tengan nada conectado.
Recuerda, si están enchufados a la corriente, seguro que consumen energía.
La forma más evidente de desconectar por completo estos aparatos es desenchufándolos de la red eléctrica.
Sin embargo, suele haber varios “vampiros” en cada casa y que se utilizan frecuentemente, por lo que puede resultar bastante incómodo. Para facilitar este trabajo, se pueden utilizar regletas de enchufes en función del número de dispositivos.
Con este sistema, los expertos recuerdan que además del consumo eléctrico, se evita el recalentamiento de los aparatos y se les protege de posibles sobrecargas.
En cuanto a encender y desconectar continuamente los aparatos, los expertos recuerdan que un uso normal de los mismos no acorta su vida.
El consumo eléctrico en stand by es muy variado. Depende no sólo del tipo de dispositivo, sino de su fecha de fabricación y del empeño puesto en su diseño para que consuma menos energía.
Hay dos modos de "stand by" diferentes. El activo, que el aparato realiza alguna tarea, como por ejemplo un vídeo programado para grabar a una hora concreta y el pasivo, que el aparato está desconectado pero con algún componente en funcionamiento, como por ejemplo un reloj.
El Instituto Catalán de Energía ha calculado que una familia media tiene un consumo eléctrico suplementario por aparatos en stand by de 1,56 kWh por día (570 kW anuales) en un piso de 90 metros cuadrados mínimamente equipado y con cuatro personas.
Esto supone el 4% del consumo total de energía de la vivienda y el desembolso de unos 50 euros anuales.
Por otro lado los fabricantes, de televisores, por ejemplo, anuncian nuevas series "Eco", que cuentan entre otros dispositivos con un stand by que no consume energía.
La empresa iGo dispone de un aparato antivampiros eléctricos. El dispositivo lleva ocho enchufes que cortan la corriente cuando algún aparato pasa a modo stand by o cuando es un aparato recargable que ha llenado su batería al 100%.
Los aparatos recargables son otros "vampiros" a los que hay que combatir. Los expertos recomiendan retirarlos cuando estén cargados, incluso a mitad de carga si se necesitan, sin temor a que se estropeen o reduzcan su vida útil.
El consumo energético del ordenador también puede reducirse: si no se va a utilizar en unas horas, se puede activar el modo de hibernación, que consume menos. Otra forma sencilla de reducir el gasto energético de un PC es apagando su monitor, ya que los salvapantallas no reducen la cantidad de energía utilizada.
Recordemos que estas no son las únicas soluciones existentes para evitar el gasto innecesario de energía, sino que tenemos un sinfín de opciones que nos permitirán contribuir con el medio ambiente y cuidar nuestros artefactos eléctricos.