Hay músicos de jazz felizmente extraviados en el pop y músicos de pop que se meten en el jazz y les viene trágicamente grande. Sting es un indígena de esa mezcla de culturas en la que uno puede encontrar jazz suave al estilo Lee Ritenour, madrigales del siglo XVII, incursiones en el Magreb o piezas con hondura sinfónica, creadas como si fuesen un parque temática sonoro.No hemos resuelto la ingrata dialéctica sobre si repudiar a Sting con los previsibles cargos de ubicuo, pedante, frívolo o pijo, o por el contrario, amarlo, aunque sea por Roxanne, por Moon over Bourbon Street, por Sister Moon o por aquel fantástico disco doble grabado en París lleno de tortugas tristes.
Uno establece con las canciones relaciones sentimentales que a veces se extienden durante años sin fisuras, sin que las acometidas de la moda o los vaivenes del gusto interfieran en ese amor puro cimentado en la intimidad, crecido con el afecto de las cosas hermosas y guardado con exquisito cuidado, a salvo del tedio y del olvido. Una de esas canciones perfectas es precisamente Moon over Bourbon Street. Debí oirla de forma obsesiva cientos de veces en el año en que Sting sacó al mercado
The dream of the blue turtles, un disco excepcional en donde deslumbraba con un jazz limpio, asequible, comercial y, al tiempo, cargado de sabiduría. Músicos en estado de gracia y congraciados con la música al servicio de una estrella del pop o del rock que decidió reiniciar su carrera y hacer justo lo que siempre más le gustó. Creo que oí Moon over Bourbon Street hasta los límites del aborrecimiento, pero siempre encontraba un hueco por donde colarme, un pasillo que conducía a una habitación nueva.Es lo que tiene el jazz, habitaciones nuevas a cada visita. El jazz es una casa grande. Esta canción es jazz de andar por casa, jazz para oír cuando no quieres oír jazz. Jazz embutido en un traje pop o pop encendido de jazz. El caso es que anoche (una vez más) disfruté de esa canción a la que le debo parte de la felicidad en la que vivo.
Mi amigo K. dice que el pop salva vidas y que la clásica las destroza. Dice que la ópera es para personal agitado. Que el rock resucita a quien no tiene brío ni le hierve adentro la sangre. Dice K. que Sting es un empresario. No lo dudo. Malos tiempos para que el alma campe a sus anchas sin que el cerebro, que es una caja registradora del tamaño del universo, supervise el prodigio. Incluso este prodigio. Y pensé en escribir esto.
Hay muchas opciones en la Red para disfrutar de la canción, pero he cogido ésta en la que Chris Botti toca la trompeta y Sting, entre amigos, amigos de esos que sueltan una pasta gansa para disfrutar de sus amigos, se suelta con una versión muy doméstica, suave como la seda de uno de los cojínes que rodean las mesas en las que el personal bebe gin tonics, whiskies de marca y zumos de frutas muy exóticas. Cosas del show business. Yo me quedo con Sting y con Botti y con todos esos músicos en estado de trance. Yo estoy en trance.
There's a moon over Bourbon Street tonight
I see faces as they pass beneath the pale lamplight
I've no choice but to follow that call
The bright lights, the people, and the moon and all
I pray everyday to be strong
For I know what I do must be wrong
Oh you'll never see my shade or hear the sound of my feet
While there's a moon over Bourbon Street
It was many years ago that I became what I am
I was trapped in this life like an innocent lamb
Now I can never show my face at noon
And you'll only see me walking by the light of the moon
The brim of my hat hides the eye of a beast
I've the face of a sinner but the hands of a priest
Oh you'll never see my shade or hear the sound of my feet
While there's a moon over Bourbon Street
She walks everyday through the streets of New Orleans
She's innocent and young, from a family of means
I have stood many times outside her window at night
To struggle with my instinct in the pale moonlight
How could I be this way when I pray to God above?
I must love what I destroy and destroy the thing I love
Oh you'll never see my shade or hear the sound of my feet
While there's a moon over Bourbon Street