Las aguas del río San Vicente, reconocidas por sus propiedades medicinales, en su paso subterráneo por el interior de las sierras que conforman la región de Viñales, han contribuido junto a las aguas de lluvia y otros factores a la formación de cavernas como la Cueva del Indio. De esta manera, las aguas han moldeado las formas caprichosas que se pueden encontrar en las cavidades centrales de los mogotes, y han creado en esta zona varios sistemas cavernarios.
La Cueva del Indio se incluye dentro de las atracciones turísticas principales del Parque Nacional de Viñales y está catalogada dentro de las zonas de interés para el turismo convencional. De ahí que, por una banda, cuente con unas instalaciones compuestas por un restaurante y una tienda de recuerdos, además de la cueva en sí; y por la otra, la cueva se encuentra habilitada con iluminación y adaptada para la visita del público en general. Para los practicantes del turismo ecológico o especializado, hay otras opciones en esta misma zona más naturales y poco modificadas por la mano del hombre.
El entorno de la cueva es privilegiado, la miman el paisaje de los mogotes y la abundante vegetación, además de unos jardines bien cuidados que le sirven de antesala. El precio de la entrada es de 5 CUC (Peso Cubano Convertible).
Para un acceso más fácil, se han dispuesto unas escaleras que llevan hasta la misma boca de la cueva. A partir de aquí podemos transitar libremente por la galería principal hasta llegar al área del embarcadero, pues el resto del recorrido se realiza a bordo de una pequeña barca que navega por las aguas subterráneas del río San Vicente.
Durante el trayecto se puede observar el contraste de formas y sombras que brindan las estalactitas, y el guía que conduce la barca usa su imaginación para interpretar las diferentes figuras que han quedado esculpidas en la roca. Formas similares a una serpiente, un caballito de mar, las caravelas de Colón o una hoja de tabaco son imágenes recurridas. De todos modos, esto de la visualización es muy subjetivo, pero nos ayuda a contemplar con atención y a darnos cuenta de cómo las formas caprichosas de la naturaleza nos recuerdan a otras cosas existentes.
Quizás serían de agradecer unos comentarios más completos por parte del guía como un punto a fortalecer para una visita más satisfactoria. Otra cuestión es el perímetro visitable de la cueva, que abarcando una extensión de 4 km, solo se encuentran habilitados unos 700m aproximadamente. Recuerdo que el guía nos explicó que existía la previsión de ampliar la ruta, pero hasta el momento no me consta que se haya hecho.
También se podría abundar en temas como el descubrimiento de la cueva o las muestras de las culturas aborígenes encontradas en su demarcación, que como mucho se quedan en un simple comentario.
Finalmente se vislumbra la salida de la cueva y el recorrido termina con el desnivel que hacen las aguas del río San Vicente, teñidas del color de las rocas y las montañas y en delicado contraste con el verdor del paisaje.
En la salida se pueden comprar recuerdos artesanales o hacer alguna foto con un ejemplar de búfalo americano que se muestra para llamar la atención de los turistas.
Aunque la visita a la Cueva del Indio es un poco corta y se puede mejorar en algunos aspectos, es una opción recomendable cuando se hace una escapada a Viñales. Es un sitio bastante turístico, pero quizás por la misma razón, está acondicionado para la visita del público en general. Y ojalá que se puedan abrir nuevos espacios para la visita, porque es un sitio que tiene muchas más posibilidades que las que actualmente se muestran.