Artista: Varios
Álbum: Después de vivir un siglo. Tributo a Violeta Parra
Año: 2001
Género: Rock alternativo, folclor, fusión y mucho más
Duración: 1:00:39
Nacionalidad: Chile
Violeta Parra nació en 1917, año de transformaciones que asentaron el carácter a la vez siniestro y esperanzador del siglo XX. Dicen que murió casi 50 años después, pero no es verdad. Violeta sigue aquí con nosotros, y sigue teniendo 17 años “después de vivir un siglo”. En 2001, instigados por el guitarrista de Los Tres, Álvaro Henríquez (dando vida a una idea de Isabel Parra), un conjunto de los más destacados músicos chilenos de fines de los 90 y principios de los 2000, realizaron el tributo a Violeta que el blog cabezón comparte hoy en resonancia y solidaridad con la lucha de su pueblo. No sólo es un espléndido tributo a la autora que nos enseñó a pensar, a cantar, a alzar la voz y hasta a amar, con una serie muy bien seleccionada de sus canciones, sino un muestrario diverso y plural de las maravillas que Chile ha producido para la música popular del continente. Merecido homenaje que cobra de nuevo importancia hoy, mientras los chilenos luchan por la recuperación de sus derechos y de sus vidas mismas.
Durante la disolución temporal en 2000 de Los Tres, su guitarrista, Álvaro Henríquez (productor e instigador de este disco homenaje), formó Los Pettinellis con el tecladista Camilo Salinas (que después se iría al Inti-Illimani “Histórico”) y, con un rock pop electrónico y fusionero, alcanzaron importantes éxitos comerciales. Colaboran en Después de vivir un siglo con una versión casi rockabilly —pero sin perder el espíritu folclórico del lamento original— de “Y arriba quemando el sol”. Es un tema de principios de los 60 dedicado a los padecimientos de los mineros chilenos de aquellos tiempos. ¡Cómo resuenan hoy esos versos!: “enterraron la justicia / enterraron la razón” o “Me volví para Santiago / sin comprender el color / con que pintan la noticia / cuando el pobre dice no”.
Juanita Parra, percusionista de Los Jaivas (tomando la posta de su padre), aborda una alegre cueca, “Adiós que se va Segundo”, en la que se estrena públicamente como vocalista. Es sorprendente la semejanza en el timbre de su voz con el de Violeta (de quien no es pariente aunque lleven el mismo apellido). La versión es bastante apegada a la original.
“Run Run se fue pa’l norte” es una de las más hermosas canciones de amor (de desamor) de Violeta Parra. Nunca ha sido mejor narrado el abandono: “Run-Run se fue pa’l Norte / yo me quedé en el Sur, / al medio hay un abismo / sin música ni luz”, o “así es la vida entonces, / espinas de Israel, / amor crucificado, / corona del desdén, / los clavos del martirio, / el vinagre y la hiel”. En esta versión, el célebre tema toma una intensidad especial en manos del gran ex Congreso Joe Vasconcellos. Es probablemente la mejor pista del disco: la instrumentación, el ritmo sincopado con que Vasconcellos sustituye el original rasgueo de un charango; las modificaciones armónicas que enriquecen la interpretación, los puentes de acordeón y teclados, los acentos del bajo en el tercer tiempo del compás, las modulaciones a dos voces, las suaves percusiones que incluyen palmas; ¡es una cátedra de arreglo!
Chancho en Piedra, longeva y exitosa banda de funk, acomete “Casamiento de negros”, uno de los primeros temas que Violeta grabó en la década de los 50, y en el que ya está presente su poder metafórico para hablar de la pobreza. Es alucinante escucharla en plan funk rapeado, con poderosas guitarras sobre un tremendo juego de bajo y batería, y además con improvisados versos adicionales, como “les gustaba Michael Jackson / pero cuando era negro”.
Otro lamento durísimo, “Qué dirá el santo padre” (dedicado a Juan Grimau, líder sindical español asesinado por la dictadura franquista) cobra dramático sentido hoy, “Miren cómo nos hablan del paraíso / cuando nos llueven balas como granizo”. Aquí, además, se pone aún más rasposo en la versión de Dracma, importante banda chilena de nu metal.
Los psicodélicos de Concepción, Santos Dumont, hacen la cueca “La jardinera”. “Para mi tristeza, violeta azul”, se canta la poeta entre una serie de metáforas que juegan con los nombres de las flores y las van recomendando para los males de amores (“sí sirve, así superé a mi ex”, dice un comentario en Youtube). La versión de Santos Dumont es un arreglo lento que respeta el ritmo de la cueca y la envuelve con la sonoridad space que los caracteriza.
La explotación y represión que el pueblo mapuche ha resistido desde 1541, cuando el conquistador Valdivia fundó Santiago, está presente en uno de los temas más célebres de Violeta, “Arauco tiene una pena”, del que tenemos por aquí en el blog versiones de Los Jaivas (acá y acá), Menú del Día y del genial Robert Wyatt. En este homenaje la versión es de Lucybell, una de las bandas chilenas de rock alternativo de mayor proyección internacional (el otro día vi en tuiter que algún despistado la suponía mexicana). Hacen una versión lenta y profunda, con su dosis de experimentación electrónica.
“19 de octubre 2019 que suene este tema, no mas abuso”, dice el primer comentario al video de este lamento de Violeta —“Miren cómo sonríen”— en youtube. Y es que es como si Violeta tuviera 30 años ayer y recién la hubiera escrito para acompañar al movimiento social que vive Chile. Disculpen si se me alarga mucho el post, pero esta letra la tengo que copiar completa porque es más actual que nunca:
Miren cómo sonríenLa versión del homenaje no podría estar mejor interpretada: quedó en manos de una banda de punk y hardcore, Los Miserables, que nació con sentido político, primero contra Pinochet y luego contra las contradicciones de la naciente democracia (la misma que ha llevado a Chile a la crisis de hoy).
los presidentes
cuando le hacen promesas
al inocente.
Miren cómo le ofrecen
al sindicato
este mundo y el otro
los candidatos.
Miren cómo redoblan
los juramentos,
pero después del voto,
doble tormento.
Miren el hervidero
de vigilantes
para rociarle flores
al estudiante.
Miren cómo relumbran
carabineros
para ofrecerle premios
a los obreros.
Miren cómo se visten
cabo y sargento
para teñir de rojo
los pavimentos.
Miren cómo profanan
las sacristías
con pieles y sombreros
de hipocresía.
Miren cómo blanquearon
mes de María,
y al pobre negreguearon
la luz del día.
Miren cómo le muestran
una escopeta
para quitarle al pueblo
su marraqueta.
Miren cómo se empolvan
los funcionarios
para contar las hojas
del calendario.
Miren cómo gestionan
los secretarios
las páginas amables
de cada diario.
Miren cómo sonríen,
angelicales.
Miren cómo se olvidan
que son mortales.
Los nietos de Violeta, Javiera y Ángel Parra, cada uno con una trayectoria importante en la música chilena (la primera con Los Imposibles, el segundo con Los Tres, entre muchos otros proyectos), versionan “La lavandera”, última canción que escribió Violeta según cuenta Isabel Parra. Quizá la más conocida (y hermosa) versión de este tema es la de Mercedes Sosa. Como si fuera una síntesis de todo lo que Violeta nos quiso decir, la profundidad del desamor se cuenta desde la imagen de la mujer trabajadora: “el amor es una mancha que no sale sin dolor”. La versión de los hermanos Parra está impecablemente instrumentada; la dulzura de la voz de Javiera le da una estremecedora sensación de melancolía, enfatizada por las experimentaciones corales, armónicas y electrónicas del final.
“Volver a los 17” es uno de los temas más conocidos de Violeta, quizá sólo superado en fama por “Gracias a la vida” (ambos están entre los últimos que escribió, y aun a pesar de su contenido en que se rinde tributo a la vida y al amor, su forma, su monotonía, su extensión parecen hablar del cansancio que la llevaría finalmente a quitarse la vida). Serían incontables las versiones que se han hecho de este tema, uno de cuyos versos le da nombre al homenaje que reseñamos. Tampoco podría haberse elegido mejor intérprete para este tema que la banda MammaSoul: un grupo de mujeres (más de 15 han pasado por sus filas) comprometidas con las luchas de género desde su formación en 1998 hasta nuestros días (en 2017 grabaron, junto con otras músicas invitadas, el tema “Ni una más, ni una menos”, acompañado de un bello video, para llamar la atención sobre la violencia de género y el feminicidio). Su versión de “Volver a los 17” es increible: la instrumentación y arreglos jazzeros, las variaciones percusivas, las intervenciones rapeadas y la combinación coral de sus voces le dan a este tema una actualidad inusitada, especialmente por su carácter de construcción absolutamente femenina.
Otra presencia fuerte del feminismo se apodera de “Santiago penando estás”: la activista contra la violencia de género, compositora, cantante, rapera, MC y mil talentos más Ana María Tijoux. Se trata de un lamento (grabado originalmente por Violeta con acompañamiento sólo de percusiones) que envuelve en nostalgia por un Santiago perdido la visión de Violeta sobre la deshumanización del siglo XX. Anita Tijoux lo transforma en una pieza para grupo de jazz en que destacan el contrabajo improvisador sobre suaves percusiones y los solos de piano: una recreación del original desde el punto de vista opuesto que además luce la gran versatilidad de la voz de Tijoux. Impresionante el cambio hacia el final a un son cubano puro en el que la cantante pregonea como el mejor caribeño y una flauta le responde improvisando.
Canal Magdalena, banda de pop alternativo de Viña del Mar, toca “De cuerpo entero”, cueca que forma parte de “las últimas composiciones” de Violeta. Es interesante la versión porque la banda deja de lado la formación eléctrica y realiza una versión muy apegada al sonido folclórico del original que hacia la mitad se va transformando con mayor instrumentación y soleos electrónicos, pero sin dejar nunca el ritmo de 6/8 tal como se realiza en la música tradicional.
El homenaje cierra con “Gracias a la vida” —no podía faltar, ¿o sí?—, interpretada por Los Bunkers, famosa banda pop-fusión de Concepción, con intereses muy especiales (entre sus discos hay un tributo a Silvio Rodríguez). De inicios folk, viajaron hasta el postpunk, visitando cualquier cantidad de estilos. Su versión de “Gracias a la Vida” es por momentos psicodélica; siempre respetuosa del original y bien cantada. Gran cierre para un gran homenaje.
Un homenaje merecidísimo a esa consciencia musical, poética y política que es para todo el continente Violeta Parra, eterna, más viva que nunca. Gracias a estos músicos chilenos por mantenerla presente.
Lista de Temas:
1. Y arriba quemando el sol (Los Pettinellis)
2. Adiós que se va Segundo (Juanita Parra)
3. Run Run se fue pa'l norte (Joe Vasconcellos)
4. Casamiento de negros (Chancho en Piedra)
5. Qué dirá el santo padre (Dracma)
6. La jardinera (Santos Dumont)
7. Arauco tiene una pena (Lucybelle)
8. Miren cómo sonríen (Los Miserables)
9. La lavandera (Javiera Parra y Ángel Parra)
10. Volver a los 17 (MammaSoul)
11. Santiago, penando estás (Ana María Tijoux)
12. De cuerpo entero (Canal Magdalena)
13. Gracias a la vida (Los Bunkers)
Alineación:
Cada banda con su gente