Parece como si para ser de la directiva de la CEOE, un requisito fuera tener impulsos delictivos, insensibilidad y probabilidad cierta de cometer delitos. Porque si no no se entiende.
Ahí queda la historia del delincuente Díaz Ferrán –expresidente de la CEOE--, un experto en hacer quebrar empresas y en sacar provecho a costa de los trabajadores, eso sí, dando consejas maravillosas, por ejemplo: “¡Hay que trabajar más y ganar menos!”, mientras él se forraba de forma ilegal y dejaba en la calle a miles de empleados de sus varias empresas. Afortunadamente hoy está en la cárcel. Veremos cuánto tiempo, antes de que salga y disfrute de lo robado a sus trabajadores y a sus proveedores.
Y a la historia de este delincuente sumamos la de su cuñado. El vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández, íntimo de Espe Aguirre y que está acusado de pagar parte de los sueldos de sus empleados en dinero negro. Otro ejemplo de empresario íntegro. Hoy todavía está abierta la causa y desgraciadamente sigue siendo presidente de la CEIM y vicepresidente de la CEOE. Nadie le ha cesado y él dignamente, después de un periodo de reflexión, ha decidido seguir, puesto que su comportamiento y actitud le parece normal, a él y a sus compañeros empresarios de la CEOE que no le han pedido que dimita, ni le han cesado.
Bueno pues esto no termina aquí, recuerdo aquel individuo que dijo que los trabajadores no podían rehusar un puesto de trabajo, aunque fuera en Laponia, y se quedó tan campante. Y ayer, suma y sigue, otro miembro de esta organización cavernícola ha saltado a la palestra. Un tipo llamado José de la Cavada, Director de Relaciones Laborales de la CEOE, un individuo que empezó trabajando en los sindicatos verticales franquistas –probablemente de ahí le vienen estos ramalazos—, que más tarde ha demostrado ser un cavernícola de primera, entre otras declaraciones se le pueden atribuir:
- “Esta reforma laboral se ha quedado corta. Tenemos que potenciar los minijobs“
- “El Estatuto de los Trabajadores es una copia de la legislación de Largo Caballero”
Como pueden comprobar aseveraciones de primerísima calidad. Pero es que este tipo ha ido más lejos. La última declaración, la de hace dos días es esta:
- Cuatro días de permiso son excesivos cuando se muere un familiar, fuera de la residencia habitual del trabajador. Hoy no se viaja en diligencia.
Ahora resulta que el problema de la crisis es que los trabajadores tienen demasiado permiso cuando se muere un familiar. Y es posible que él lo piense, porque a saber cómo actúa cuando se le muere uno de los suyos. Ya está bien de barbaridades, ya está bien de gentuza rancia e insensible y que además actúa desde las más altas instancias empresariales. Por cierto, el tal Cavada fue condenado por “trato humillante” a sus trabajadores en 2010, siéndole impuesta una multa de 25.000 euros.
Naturalmente, la directiva de la CEOE, al igual que en el caso de Arturo Fernández, no sabe, no contesta. No toma medidas contra estos individuos, con lo que se convierte en corresponsable. Y es que, como dice el refrán, “dios los cría y ellos se juntan”.
Salud y República