Vaya tardecita

Brillaba el sol, parecía que hacía mejor temperatura a pesar del airecillo...  Así que nos hemos dicho: vamos a dar una vuelta a El Retiro para que el bebito tome el sol. 
Como en el parque iba a tocar merienda, más que preparar el bolso he preparado una maleta: potito, cuchara, biberón con agua, leche de fórmula, servilleta, dos baberos, toalla, toallitas húmedas, una gorra, dos abrigos (uno más gordo que el otro), un sonajero... Y la cámara de fotos, claro. 
Aunque siempre acabemos igual, volvemos a picar vez tras vez, leches: en Madrid no se puede ir a ningún sitio gratuito los días festivos.
Medio Madrid estaba allí (el otro medio estaría guardando sitio para las procesiones, seguro). Había más gente que en las rebajas en Preciados. ¡Qué estrés!.
El día tampoco acompañaba mucho. Al sol hacía mucho calor, pero en la sombra hacía frío y cuando soplaba el viento menudo biruji. Que si quita abrigo, pon abrigo, pon la capota, levanta la capota, echa el saco por las piernas. 
Y cuando ya íbamos de retirada, sesión de graznidos cual urraca trastornada. La gente miraba, claro, y yo haciendo como que no escuchábamos nada porque si les devuelvo la mirada qué voy a decir...si yo tampoco sé por qué leches grita.
A las 18h estábamos de vuelta. Lo que se dice una vuelta corta.
Ah, y las fotos que hemos hecho... ¡Madre mía, qué espanto!...