“Es la primera vez que ocurre algo así en San Mateo, al principio pensé que era una broma”. Así reaccionó el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos (IU), al enterarse del incidente ocurrido ayer en el chiringuito “La Folixaria” de la Corrada del Obispo, donde una pandilla de amigos fue invitada a marcharse por comer una empanada de chistorra con queso en la terraza. El argumento para echarles, según los afectados, fue que el chiringuito es un espacio vegano y que allí no se puede comer carne.
Lo mejor del asunto es que La Folixaria comparte terraza -espacio público- con el establecimiento que sirvió a los muchachos la dichosa empanada de queso y chistorra. ¿Están prohibiendo el consumo del propio producto en los límites del local?… Sería excesivo desde todo punto de vista. Pero existe otra cuestión más peliaguda: Ser vegano, ¿significa prohibir el consumo de carne?. Dicho de otro modo, si un partido votado y conformado exclusivamente por veganos, ganase unas elecciones generales con el cincuenta y uno por ciento de los votos, ¿prohibiría comer carne al otro casi medio país?. ¿Seríamos perseguidos los amantes del jamón y el churrasco?. ¿Habría penas de cárcel?.
Ocasionaría risa si la noticia no fuese seria, y el fiel reflejo de lo que sucede, día a día, en la calle. Intelectuales de salón que imponen al resto de la sociedad -o pretenden hacerlo- sus costumbres, modos, hábitos y reglas, ejerciendo la demagogia que critican y pervirtiendo la misma democracia que afirman defender.