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Vegetal, animal, mineral

Publicado el 30 mayo 2017 por Xallue
Vegetal, animal, mineral
La dieta humana, en los últimos 500.000 años viene siendo variada. Pongo esa cifra por su proximidad a los restos paleoarqueológicos que se encuentran en este entorno próximo. Nos dicen que los humanos son más bien omnivoros: que comen lo que pillan, incluso a la luz de los hallazgos en el yacimiento de Atapuerca, se comen a ellos mismos. También nos dicen que esa capacidad o avidez para comer cualquier cosa es lo que ha permitido al género humano desarrollar más su cerebro y ampliar sus límites de supervivencia, por encima de otros seres vivos. Y para contentar a los creacionistas, con ello cumplir con el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra (Génesis 1, 28).Así comemos animales, generalmente después de matarlos, vegetales después de arrancarlos del suelo o de las ramas y minerales en la medida que nos hagan falta (Que sí, minerales también: sal, yodo, hierro, magnesio, zinc, etc. en cantidades mínimas pero imprescindibles para mantener la salud. Ah! y agua, que también es mineral aunque salga del grifo).Así llevamos un tiempo. Y esa manera de comer ha determinado bastante la configuración de nuestra anatomía, los huesos de la cara, las mandíbulas, nuestros dientes e incluso nuestro tubo digestivo. Los carnívoros puros tienen colmillos más eficaces y garras. Los hervívoros se han quedado con los ojos al lado de la cara para mirar a todos lados mientras comen; y unos estómagos multicavidades estupendos para digerir la madera…La comida forma parte de la cultura que, a su vez, viene determinada por la disponibilidad de los alimentos. Cuando tienes de una cosa, aprovechas para hacerla más apetitosa. Así la gente que vive en la costa se esmera en preparar los pescados, los que viven en zonas húmedas los vegetales más jugosos y los que tienen poco, hacen  lo que pueden.Ultimamente han proliferado movimientos culturales que defienden las dietas exclusivamente vegetales. Todo es respetable mientras no perjudique a nadie. Especialmente a los niños y por varios motivos: como dependientes que son, no se les permite elegir cuando hay disponibilidad. Como humanos en crecimiento, precisan ciertos principios inmediatos (ya sabéis: carbohidratos, grasas, proteinas, minerales y vitaminas) en mayor y más específica proporción que los humanos de otras edades. También los viejos.Lo malo son las exageraciones, los radicalismos y, también, las majaderías. Donde yo vivo, una ciudad del primer mundo, rica hasta la opulencia aunque las diferencias sociales nos hagan pensar lo contrario, se ha montado (si me permitís el coloquialismo) un considerable “pollo” a cuenta de que un restaurante vegetariano, supuestamente ha impedido la entrada a madres que ofrecían un biberón de leche, mal llamada, artificial a su bebé.La redes sociales se han disparado, la polémica ha alcanzado el extremo del esperpento, los propietarios del local lo han desmentido, los talibanes de la teta han echado su cuarto a espadas y una pequeña tormenta en el vaso de agua de la calle Mayor de mi ciudad, ha provocado torrentes de diatribas y denuestos desde todos los ángulos.Recomendación para “navegantes”: no os metáis en líos. Defended los derechos de los niños a tener una alimentación completa (primero, claro, que tengan qué comer) y denunciar a los incoherentes vegetarianos que llevan zapatos y cinturones de cuero, ropa de lana de oveja y se muerden las uñas.

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