Revista Deportes

Veinticinco años sin un genio de las canchas: Fernando Martín

Publicado el 03 diciembre 2014 por Davidmaldini @ConDdeDeporte

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Decían que lo suyo era la natación, los cien metros mariposa para ser exactos. Que le gustaba el deporte era indudable. Cuando no se encontraba en la piscina jugaba al balonmano, y si no, siempre quedaba el lanzamiento de jabalina o el tenis de mesa. Un buen día quiso la lluvia cruzarse en su camino, un mal día para practicar deporte al aire libre sin duda. Un jovencito Fernando Martín junto al resto de sus compañeros de balonmano del colegio San José del Parque decidieron resguardarse en el pabellón y echar unas canastas contra los chicos del equipo de baloncesto. Ese día su vida cambiaría para siempreDesde ese momento, el balón no escaparía de sus competitivas manos. Con apenas dieciséis años ya formaba parte de las categorías inferiores de Estudiantes y con diecinueve irrumpió en la élite y dio un empujón importante al equipo colegial que en 1981 se proclamaría subcampeón de Liga cediendo sólo ante el F.C Barcelona. Sus actuaciones siendo tan sólo un junior le abrieron las puertas de la Selección y de equipos de mayor potencial económico, en concreto su vecino más cercano, el Real Madrid.

Fernando Martín era ya un pivot dominador a la par que técnico y con mucho margen de mejora. Aíto García Reneses lo sabía e intentó llevárselo a la Penya pero los diez millones de pesetas del conjunto blanco sellaron su destino en la capital de España. En Madrid, Martín no hizo más que crecer. En su primer año se llevó la Liga, la Copa del Rey y el galardón de mejor jugador de la temporada. En general acumuló títulos de todos los colores y como no podía ser de otra forma y acorde a su espíritu, decidió que Europa se le quedaba pequeña. Hoy en día no parece tan complicado, pero en 1985 la NBA eran otras palabras. Por aquel entonces sólo el grandullón búlgaro Georgi Glouchkov había tenido suerte allí y gracias a su paso por el baloncesto universitario. Pero pocas cosas parecían imposibles para Fernando. Tras ser drafteado por los New Jersey Nets en 1985 y vendidos sus derechos a Portland Trail Blazers, el 31 de octubre de 1986 entraba en la historia del baloncesto español debutando frente a los Seattle Supersonic. Ya hablaremos de ello en otro post.

El 10, siempre el 10 en sus camisetas, incluso en Portland. Sin suerte en las Americas volvió a España sin hacer efectiva su renovación con los Trail Blazers y re-debutaba con el Real Madrid en el verano de 1987. En su corta segunda etapa en el conjunto blanco le dio tiempo a formar parte del Madrid de los 62 puntos del increíble Drazen Petrovic en la Recopa de Europa de 1989. Por desgracia ambos compartirían una incómoda (y gélida por momentos) relación de vestuario y un injusto destino.

El 3 de diciembre de ese mismo año Fernando acudía al Palacio de los Deportes a ver jugar a su equipo frente al CAI Zaragoza. Las lesiones de espalda siempre fueron una constante en su vida y con el banquillo como destino, primero debía recoger a su compañero Quique Villalobos. Eran las 15:00 de un día gris que terminaría en negro para el Real Madrid. Al volante de su Lancia Thema, Fernando Martín tomó a demasiada velocidad la incorporación a la M-30 desde la Nacional II y perdió el control de su vehículo, cruzó la mediana, chocó de frente contra un Opel Kadett y dio varias vueltas de campana. Murió en el acto. Tenía 27 años…

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A pocos kilómetros, sus compañeros se preguntaban dónde estaba el genial pivot. Lolo Sainz, manager general del Club entra en el vestuario, tenía algo que decirles, la peor noticia que escucharían en su vida deportiva, Fernando Martín ya no estaba con ellos. Se había ido para siempre uno de los mejores jugadores que ha dado el baloncesto nacional. Aquel partido se suspendió y dos días después se celebró su funeral bajo la lluvia, la misma que años atrás selló su vínculo con el basket.

Han pasado veinticinco años de aquello. Nadie volverá a vestir el dorsal 10 que perteneció a un genio al que todavía esperan en el banquillo del Palacio de los Deportes. Qué lastima…

DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ


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