"Tanta resistencia a reconocer el hecho evidente de que una mujer, en ciertas horas de su vida, pese a su voluntad y a la conciencia de su deber, se encuentra indefensa ante el poder de fuerzas misteriosas".
Leer a Zweig es apostar a caballo ganador, y ha sido un placer reencontrarme con él. En esta ocasión, nuestro protagonista y narrador se aloja en un hotel sito cerca de Mónaco. Allí tendrá lugar un polémico suceso, y es que una respetable señora, Madame Henriette, madre de dos niñas, casada y bien posicionada, se fuga con un joven francés que también se hospeda en el hotel y al que solo conoce de unas horas antes.
El incidente será la comidilla de un grupo de huéspedes, que rechazan de plano y critican sin piedad que una mujer proceda de esa forma, iniciándose durante un almuerzo una acalorada discusión cuando el narrador, perteneciente al grupo de amigos y huéspedes, la defienda y se niegue a juzgarla.
Esta actitud llamará la atención de otra huésped que hasta ahora pasaba desapercibida, y que poco a poco se sentirá en confianza con nuestro protagonista y le contará un suceso ocurrido en su juventud, cuando, mucho después de haber enviudado, teniendo unos 40 años, conoció a un joven adicto al juego al que decidió prestarle ayuda y por el que acabó teniendo sentimientos perturbadores e inesperadamente apasionados, un episodio que le pesa y le persigue a lo largo de los años.
Esta inopinada confesión será el leitmotiv, la verdadera historia que encierra este título, siendo el lector testigo de cómo venticuatro horas son más que suficientes para que la vida de una mujer cambie hasta límites insospechados, porque nunca se sabe lo que puede pasar (nunca digas nunca).
Nuevamente Zweig se adentra (y de qué forma) en el alma humana y sus recovecos, dejando a la vista las debilidades, las tentaciones y las pasiones. Lo hace sin juzgar, de forma magistral, como siempre, sin necesitar muchas páginas, con un estilo sencillo y brillante a la vez. Un relato crítico con la sociedad y sus prejuicios. Un relato atemporal y necesario.