Veinticuatro horas en la vida de una mujer
La historia parte de la discusión que mantiene un grupo de personas acerca de la infidelidad de una mujer. Todos opinan y juzgan bajo el sesgo de las relaciones monógamas de la cultura judeocristiana.
Esto da pie a que uno de los intervinientes defienda la libertad que tiene cada uno de hacer lo que quiera con su vida privada, amorosa o sexual. A raíz de esta defensa, una mujer se confiesa ante este interviniente contándole haber pasado una noche con un desconocido ludópata desde el pudor, el asco, la culpa, la vergüenza, el deshonor… Y todos los atributos malos aplicados a las pasiones humanas. Como si para disfrutar de la sexualidad tuviera que tener una excusa y no nacer del mero hecho del deseo, del goce y del disfrute sin culpabilidad alguna.
La verdad que Zweig consigue transmitir más en las descripciones que en los propios hechos que narra y, salvando ese logro en la escritura, lo que es el contenido lleno de misoginia, argumentos anticuados que no se sostienen, casposidad, heteropatriarcado, excusas que no se las creen ni varios de los personajes… En cuanto a valores deja mucho que desear la obra.
A mi gusto, es un libro cuyo contenido envejeció fatal en la sociedad en la que nos encontramos.