Esta obra del arquitecto Luis Martínez Santa-María, “Veintisiete Viviendas de protección pública en Mocejón, Toledo, fue galardonada en diciembre de 2009 con el X Premio de Arquitectura con Ladrillo. Se valora en este proyecto la investigación sobre las diferentes texturas que permite el ladrillo empleado, y que multiplica la capacidad expresiva del material.
En este edificio se emplea un único material para su acabado, el ladrillo cerámico. Se produce por tanto una radicalización de ese material, que le aporta una nueva plasticidad y al mismo tiempo aumenta la abstracción de la obra.
Su aspecto exterior es una muestra de las posibilidades expresivas este materia acentuando las desigualdades, las impurezas, las muescas, las texturas y las variaciones de color, a fin de convertir los muros en algo más que simples cerramientos o soportes.
La utilización de juntas desordenadas entre sí desea arrebatarle al muro la característica imagen de un muro que sostiene. Se resalta mediante éstas el hecho de que los muros de ladrillo de las plantas altas no son. Es decir, expresar con esas juntas cambiantes y temblorosas la contradicción que se crea entre la capacidad de carga del ladrillo –que aquí se desprecia- y la capacidad por ser ornamento –que aquí se exagera-. Esta obra es un ejemplo de cómo la sencillez aporta un valor añadido a un edificio de estas características, dentro de las limitaciones que conlleva el encargo de la obra social.
El proyecto queda integrado en el entorno gracias a una referencia lejana: el color crema claro del ladrillo y la buscada desigualdad de su textura es una muestra de respeto hacia las innumerables fábricas realizadas con ladrillos de tejar que llenan la ciudad de Toledo. En cuanto a Mocejón, la existencia de un parque cercano, delante del edificio, animaba también a proponer una fachada lineal, larga, en la que fuese difícil deducir el tamaño de cada vivienda. El edificio se presenta así ante el parque, con casi la misma longitud del parque, como si se tratase de una de sus vallas. Es una valla abstracta, contenta de haber perdido parte de su visibilidad.