Entre poniente y levante,
he olvidado entre tus calles
mis días abandonados,
esos que pinté con una tiza
sobre los mostradores de las tabernas.
Entre poniente y levante,
han envejecido mis pasos
sobre la arena albariza,
de mis recuerdos
entre criaderas y soleras.
Entre levante y poniente,
se escucha el murmullo del río,
hablándole al mar que lo espera
en ese encuentro que es el destino
convertido en muerte y vida.
Entre levante y poniente,
con las ventanas abiertas
se esconde en la oscuridad,
la primavera perenne
de aromas a sol, tierra y sal.