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velocidad lenta

Publicado el 15 septiembre 2009 por Bitacorarh

 velocidad lentanuestra sociedad es una oda a la velocidad. Coches que cada día corren más, deportistas que cada día son más rápidos, trenes que cruzan países en tiempo record, aviones que nos ponen en la otra punta del planeta en cuestión de horas, acceso a cualquier información en cuestión de segundos, disponibilidad de casi todo YA. Esa es la realidad, toda una infraestructura que nos garantiza un montón de cosas de manera inmediata.

Pero la velocidad tiene sus efectos adversos: accidentes de tráfico, doping,  jet lag , desinformación, delitos en internet, pero sobre todo, estrés, sensación de que el tiempo no llega, ansiedad. Parece que nos gusta vivir siempre con el agua al cuello, con una sensación constante de no llegar.

A la velocidad se le intentan poner barreras, pero éstas no son suficientes para calmar nuestra ansia por el YA.

Había oído comentar que los buenos pilotos de coches son aquellos que conducen con el acelerador. No pisan el freno, simplemente sueltan el acelerador cuando quieren reducir la velocidad. De esta manera pueden mantener un buen ritmo sin tener que pararse.

¿A qué velocidad vas por la vida?, ¿eres capaz de regular el acelerador o te ves obligado a tener que utilizar el freno?. Los mayores expertos en psicología positiva coinciden en la necesidad de saborear, de disfrutar del momento, de evitar un enfoque excesivo al pasado o al futuro ya que nos pueden hacer olvidar el presente. 

Nuestro gusto por la velocidad es muy curioso, ¿por qué se produce?, ¿quizás queramos llegar muy rápido a un futuro esperanzador que nosotros mismos hemos construido en nuestra mente?, ¿quizás apuramos para rememorar recuerdos pasados?. Sea como sea, es necesario ser muy consciente de los efectos adversos de las prisas. Por utilizar un símil, imagínate en una moto por la autopista a una altísima velocidad. El horizonte se presenta ante ti como líneas de color, líneas que llegan a tus retinas sin tiempo para pestañear. El paisaje se distorsiona, dejas de observar los matices, el conjunto pierde su esencia y es la sensación de velocidad la que manda, tu cuerpo está en tensión y esta tensión impide que te relajes. ¿Cuánto de esto nos pasa en nuestra vida o en nuestro trabajo?. Vamos tan rápido que nos perdemos cosas espectaculares, personas increíbles, conversaciones enriquecedoras y un sinfín de matices que adornan nuestro paisaje diario. Esa velocidad sólo nos permite centrarnos en el yo, olvidando la importancia que tiene el conjunto en nuestras vidas. 

Dicho todo esto, no creo que la velocidad sea mala. Al igual que los buenos pilotos debemos saber cuándo hay que correr y es entonces cuando debemos pisar el acelerador. Debemos saber cuál es la velocidad adecuada, aquella que nos permita observar y disfrutar el paisaje sin que ello nos suponga estar en tensión ....

Si ya lo decía mi abuela ..... “vais como locos!!!”


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