Revista Coaching

Vencido. Tristeza.

Por Juanmarodriguez @juanmariarm

Featured imageCaminos de plata recorren tus mejillas. Sonrojadas en otro tiempo, hoy dibujan el surco de la humedad constante. Llanto desconsolado que provoca el charco salado que moja los zapatos, caminantes en otro tiempo de senderos que llevaban a lugares de encuentro.

Pensamientos cansados que giran en un único sentido. Dirección descendente que lleva tu autoestima a escuchar la melodía del abandono, de la rendición.

Expectativas no cumplidas que vuelcan la balanza hacia el doloroso lado de la desesperanza.  Futuro visto como algo guardado para otros, cuando cada amanecer es un muro de piedras que te impiden ver el sol.

Vacío que llena tu corazón desgarrado por unas manos que no prestaron caricia alguna; por unas palabras clavadas como flechas. Besas el cristal del que acoge a tu único compañero. Ese que lentamente te separa del hoy y te lleva a soñar una vida mejor. Sabes que cada sorbo te aleja de ti. Precisamente eso es lo que quieres. Pasado que atormenta el hoy. Relámpagos y truenos desacompasados de la misma manera que los latidos de tu corazón.

Búsqueda interna de una explicación. Escudo hacia lo de fuera que te protege del dolor. Dolor. No recuerdas cuando dejaste de sentirlo, pues lo hiciste tuyo. Preguntas sin respuesta. Respuesta que vale para todas las preguntas. Vencido. Tristeza.

Se acercan a ti, charlatanes con pócimas mágicas. Visionarios que aclaran el camino, guiados por una Luz reservada para los elegidos. Proveedores de remedios caseros no testados que te llevan a conseguir la alegría.

Un impulso te lleva a situarte frente al espejo. La imagen de un desconocido devuelve tu mirada. Miras, observas. Escuchas sus mensajes:

Ama-te.

Respeta-te.

Escucha-te.

De tus ojos sale una lágrima distinta a las demás. Roza la comisura de tus labios. En el espejo, el desconocido, esboza lo que parece el inicio de una sonrisa.


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