Vendedores callejeros, Egipto

Cómo sobrevivir a los vendedores callejeros
En Egipto algunos vendedores callejeros en zonas de acceso a templos y pirámides son casi una tortura. En algunos casos, la única solución con ellos es ser como la canción de Shakira: sordo, ciego y mudo. Es una pena pues uno de los placeres de un viaje de turismo es comprar todo tipo de souvenir, pero basta mirar lo que ofrecen y… ya no dejan en paz.
Egipto tiene cosas maravillosas en historia y cultura, también productos muy lindos para adquirir: papiros, prendas de algodón, miniaturas en piedras, esencias, etc. Por algunos fastidiosos no hay que dejar de traer esos hermosos recuerdos. El lema debe ser: Nada me quitará la alegría.
Algunos de los trucos usados por los vendedores callejeros son:1. El punto de partida es iniciar la conversación, para ello van diciendo “Espania, América…”, si le dices el país, dan el nombre de algún futbolista o cantante para mayor acercamiento.
2. No aceptar la muestra. Colocan una prenda en la mano y no la quieren aceptar de vuelta. Algunos turistas pierden la paciencia y la tiran al suelo.
3. Las mujeres son más asediadas. Es bueno andar en grupo.
4. Un dólar… por mirar. Muestran algún objeto y dicen “un dólar”, pero luego dan el precio de US$ 15 o lo que sea. El gancho de un dólar, es “para mirar”. Es otro truco para llamar la atención.
5. Algunos se ponen pesados, buscan forzar la compra. En estos casos hay que mantenerse firmes y recordar que estamos de vacaciones, no vale la pena sulfurarse. Ojo. Los más cargosos son los vendedores de las pirámides de Giza. Ganan lejos a los demás.
6. Papiros y esencias. Conviene comprar en comercios. Se paga más pero uno compra tomando un té, en un ambiente con aire acondicionado. En la calle ofrecen papiros muy baratos, hechos de hojas de banano o de caña de azúcar. Si después de encuadrarlos ven una fila de hormiguitas… no es papiro.
En todo viaje se presentan distintos e inevitables problemas: con el taxi, el hotel, con el cambio, el vuelto…. etc, etc.Lo importante es que estas dificultades no arruinen el paseo. A veces hay que hacer un gran esfuerzo para mantener la buena onda, pues si nos dejamos ganar por los problemas, que siempre existirán, volveremos amargados y con menos plata.