Antes de comprar acciones sin pensártelo dos veces pregúntate si no te estarán vendiendo humo. Al menos no perderás dinero.
No deja de sorprenderme la inmensa cantidad de vendedores de humo que se mueven a la sombra de las oportunidades fáciles. Lo malo es que los vendedores de humo sacan beneficio de sus seguidores y, además, lo hacen de forma que no se nota, por lo que su prestigio nunca queda en entredicho pero terminan con los bolsillos llenos y mirando sonrientes e impertérritos a los pardillos que acaban de desplumar sin que ninguno se dé cuenta que ha sido desplumado.
La naturaleza humana es lo que es y siempre habrá aprovechados sin escrúpulos que exploten la ignorancia ajena, hagan promesas que no pueden cumplir e intenten aprovechar el tirón del área objetivamente más próspera y prometedora de nuestra economía tanto en USA como en Europa para beneficio propio.
¿Qué es un vendedor de humo? Al decir que “alguien vende humo” se está queriendo expresar que esa persona ofrece un producto de escaso o nulo valor. Su forma de actuar es muy sencilla: Te convence de algo que es obvio, te vende el producto y luego se larga con tu dinero en los bolsillos y encima le agradeces que te haya intentado ayudar. Luego, cuando el tiempo pasa, quizá te enteres que te timó o te estafó, pero ya es demasiado tarde.
Cada vez veo más vendedores de humo y más vendedores de pieles de león antes de haber cazado el animal. Y lo malo es que la gente sigue picando. Es demasiado fácil engañar a la gente.
Voy a poner algunos ejemplos recientes de vendedores de humo. Las famosas olimpiadas que podrían enriquecernos con total seguridad son un excelente ejemplo. Imagina que eres un vendedor de humo, buscas una noticia a la que puedas sacarle dinero y te pones a venderla. Sabes que si hubieran dado las olimpiadas a Madrid, seguramente las constructoras y las empresas de seguridad ganarían dinero. Te adelantas a todo el mundo y compras acciones de constructoras y de seguridad. Una vez las tienes, te pones a vender la idea de que Madrid tiene asegurada la elección como sede olímpica y que es el momento de comprar constructoras y empresas de seguridad. Es obvio que van a subir porque las constructoras tendrán que acabar de construir las instalaciones olímpicas y dichas instalaciones necesitarán luego contratar seguridad, vigilantes jurados, alarmas de seguridad, etc.
Una inmensa manada de borregos te cree a pies juntillas porque es obvio que habrá que construir instalaciones si nos dan las olimpiadas y es obvio que habrá que incrementar la seguridad. Si además excitas su egoísmo diciéndoles que los analistas (da igual si es verdad o no, alguno habrá) esperan revalorizaciones del 20 o 30% ya los tienes comprando como locos las acciones que tu compraste a precio bajo. Igual recibes ayuda de otros vendedores de humo, como por ejemplo algunos periódicos que no hace falta citar, que pronostican que Madrid se llevará con total y absoluta seguridad las olimpiadas.
Una vez que el mercado está maduro, es decir justo el día antes de la elección de la sede olímpica el vendedor de humo vende todas las acciones que tiene de constructoras y de seguridad. Al vendedor de humo le da igual si nos dan o no las olimpiadas, él ya ha hecho su negocio comprando acciones baratas y vendiéndolas cuando han subido por las falsas expectativas que tiene la gente.
Si nos hubieran dado las olimpiadas igual se arrepentía de haberlas vendido, porque sin duda subirían de precio, pero si lo pensamos fríamente ese no es su negocio, su negocio ya lo tiene hecho. Su negocio consistía en comprar y acumular acciones baratas, luego comer el tarro a la gente sobre que esas acciones iban a subir para inflar los precios de forma artificial y, por último, venderlas justo antes de que lo que sea suceda. El vendedor de humo ya ha ganado lo que quería ganar y seguro que ya está pensando en como aprovechar lo de Siria para ganar dinero.
Mientras un montón de pardillos se preguntan con cara de idiotas el porqué de la elección de Tokio, el vendedor de humo vuelve a empezar analizando lo que puede suceder si hay guerra en Siria. Sin duda subirá el petróleo, el oro también suele subir porque cuando hay dudas en los mercados el oro es el valor refugio preferido de muchos. También pueden subir las empresas de armamento, aviones de combate, etc.
El vendedor de humo se va adelantando a los mercados y va comprando petroleras, invierte en oro, compra armamentísticas y cuando ya tiene suficiente, se pone a hacer sesudos estudios de análisis técnico y fundamental que pronostican subidas astronómicas. En cuanto ve que los precios suben como la espuma vende todo a la máxima velocidad posible porque si Barack Obama cambia de opinión el ya tiene el negocio hecho.
Y así van actuando una y otra vez. Nadie puede recriminarles nada por que, si las cosas sucedieran, evidentemente todos los que le hacen caso hubieran ganado dinero, pero el vendedor de humo no tiene la culpa que los del miembros de COI sean unos ………….(rellene la línea de puntos con la palabra que le parezca más apropiada) ni tiene la culpa de que la comunidad internacional se ponga en contra de Obama y le obligue a cambiar de opinión.
Es muy sencillo no caer en las trampas de los vendedores de humo. La misma Ana Botella nos dio el antídoto contra los vendedores de humo: es tan sencillo como sentarse a esperar a ver que pasa tomándose una “relaxing cup of café con leche”.
Si nos dan las olimpiadas nos ponemos a comprar constructoras o seguridad. Si se lanza el primer misil contra Siria nos ponemos a comprar petróleo, pero solo cuando lo que tenga que suceder suceda, nunca antes. Vale, nos perderemos la subida inicial, pero seguro que subirán. Lo que no podemos hacer es comprar humo por si acaso sucede algo o comprar la piel del león antes de que lo hayan cazado.
Personalmente, mientras espero a que sucedan las cosas, yo prefiero tomarme un “coffee on the rocks” porque me gusta tomar el café solo con hielo, pero para los que lo prefieran menos concentrado, sin duda, es mucho mejor una “relaxing cup of café con leche”.
Los vendedores de humo seguirán haciendo negocio y seguirán vendiendo humo, pero al menos no será a consta nuestra.
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