Revista Medio Ambiente

Vender hasta la extinción y otras "antiguallas socialcomunistas"

Por Davidalvarez
En la película The Freshman, dirigida por Andrew Bergman en 1990  (traducida en España como "El Novato"), Carmine Sabatini, un mafioso neoyorquino interpretado por Marlon Brando, dirige el "Fabuloso Club Gourmet", un club exclusivo e ilegal que nunca se reúne dos veces en el mismo sitio y que ofrece a sus socios una oferta gastronómica única e irrepetible: el plato principal es un animal en peligro de extinción. Por el privilegio de comer el último ejemplar de una especie, el precio del menú asciende a un millón de dólares y siempre hay alguien dispuesto a pagarlo. Aunque se trata del argumento de una película, hay muchas veces en las que la realidad se aproxima tanto a la ficción que es complicado diferenciar una de otra. 
En los últimos años estamos siendo testigos de excepción de cómo una especie que hace menos de un siglo era abundante en nuestros ríos, se encamina a pasos agigantados hacia la extinción. El salmón atlántico se ha extinguido en 29 de los 43 ríos con presencia histórica en el Península ibérica, y en los que aún está presente, el número de ejemplares que sobrevive cada año es menor.  
Vender hasta extinción otras
Las capturas de salmones por pesca deportiva en Asturias han tocado fondo en 2010, con tan solo 250 peces pescados, después de los 356 de 2009. En 2017 no se llegó a 500 salmones y todo apunta a que este año será igual o peor. Solo hace falta ver la gráfica de capturas para comprobar cuál es la realidad del salmón en Asturias. Pero además hay que tener en cuenta que en los años en los que se pescaban más de 6000 salmones en Asturias, la presión sobre la especie era muchísimo menor que ahora, ya que el número de permisos de pesca de salmón se ha incrementado en un 340% en tan sólo 20 años, por lo que el esfuerzo para matar los peces que ahora se capturan se ha multiplicado por cinco.
Tal como confirman centenares de estudios científicos, todos ellos ignorados por la administración asturiana, las medidas que se están aplicando actualmente, consistentes básicamente en el control letal de depredadores y en el incremento de las repoblaciones, no sólo no están dando resultado (solo hace falta ver las cifras de capturas) sino que en el caso de las repoblaciones resultan extremadamente perniciosas para la especie
Vender hasta extinción otras Baste como ejemplo que en Gales, un lugar con una milenaria tradición salmonera, las repoblaciones han sido prohibidas por ley desde el año 2015, ya que siguiendo criterios científicos se ha confirmado que causan más problemas que beneficios y los gestores han considerado con buen criterio que se ayuda mejor para la especie es dejar que los peces desoven libremente en el río.
Es en estos momentos, cuando la especie requiere medidas urgentes para revertir esta situación, medidas valientes que necesariamente tendrían que pasar por la prohibición de matar un solo salmón más en la Península ibérica, cuando algunos partidos políticos piden "que se permita la venta de todos los salmones que se capturen en los ríos asturianos", como ha solicitado ayer mismo la presidenta del PP asturiano.
Vender hasta extinción otras
Según Mercedes Fernández, el salmón es un "patrimonio gastronómico" y como tal hay que venderlo en los restaurantes de la región. Doña Mercedes afirma que vender los salmones pescados deportivamente no está reñido con su conservación como especie, ya que se puede "compatibilizar cría y comercialización". Confunde la presidenta del PP, quizás por conveniencia o quizás por ignorancia, que el salmón atlántico en Asturias es una especie salvaje y no un animal de granja como los que se crían en los fiordos noruegos, por lo que cría y comercialización en este caso no sólo no son compatibles sino que son imposibles.
De todas formas, la propuesta de vender los salmones de los ríos asturianos no es una ocurrencia del Partido Popular, ya que Foro Asturias ya lleva varios años prometiendo que "permitirá a los ribereños vender sus capturas para que la hostelería de cada zona pueda promover jornadas gastronómicas del salmón, trucha, reo o anguila de nuestros ríos". ¿Por qué limitarnos a los salmones pudiendo venderlo todo?
Vender hasta extinción otras
Cabe destacar que en el caso de Foro Asturias, esta propuesta de conservación del salmón mediante su captura y venta es coherente con sus ideas sobre la protección de las especies amenazadas, no en vano la propuesta de esta formación para salvar el urogallo de la extinción, formulada en sede parlamentaria en octubre de 2017, era permitir su caza, eso sí, controlada.
Vender hasta extinción otras
Este repentino interés de algunos partidos políticos por la comercialización del salmón sólo responde a las peticiones y exigencias de hosteleros y algunos colectivos de pescadores, que pretenden obtener un beneficio económico a través de la venta del salmón y de paso sacarse un sobresueldo, ya que no debemos olvidar que estas capturas se realizan con una una licencia deportiva, no una comercial. La conservación de la especie es lo de menos, de hecho, cuanto más escaso sea, más se pagará por los que queden.
Vender hasta extinción otras
Como suele ocurrir cuando el medio ambiente sale a la palestra, los lobos, los cormoranes, los urogallos y en este caso los salmones, se convierten en moneda de cambio y objeto de disputa electoral para conseguir sumar un puñado de votos, aunque para lograrlo haya que recurrir a argumentos absurdos y demenciales, como calificar la prohibición de vender salmones de "antigualla socialcomunista".
Pero, ¿puede ser legal vender salmones?

Permitir la venta de los salmones pescados recreativamente sería sin duda la mejor medida para asegurar su extinción a corto plazo. Nadie en su sano juicio podría adoptar esta medida si lo que pretende es que la especie se recupere, aunque resulta evidente que ese no es el interés que persiguen los que lo proponen. Pero incluso en el caso de que la supervivencia de la especie no les importara en absoluto, el político que defiende su venta debería saber que la comercialización de las capturas obtenidas con una licencia deportiva es ilegal. Y esto es válido tanto para la pesca marítima de recreo como para la pesca fluvial.
Para que los pescadores recreativos puedan vender sus capturas habría que cambiar las leyes actuales relativas a la fiscalidad de dichas operaciones, y por supuesto sería necesario cambiar el tipo de licencia, de deportiva a profesional. El argumento esgrimido por algunos pescadores, por propietarios de restaurantes e incluso por muchos políticos de que cada uno puede hacer lo que quiera con los peces que captura es rigurosamente falso, ya que para realizar una transacción económica de cualquier producto, tanto comprador como vendedor deberían cumplir con la legislación vigente y abonar los correspondientes impuestos.
Durante años hemos visto como el primer salmón de la temporada, el campanu, era subastado en subasta pública, llegándose a pagar cantidades desorbitadas por él, como los 18.000 euros por los que fue vendido el de 2007*. En estas transacciones, la venta se salda con un apretón de manos, sin que medie factura de por medio, sin que se pague IVA e IRPF, sin que el vendedor esté dado de alta en el IAE, ni el comprador presente ante la hacienda pública un justificante de compra, igual que hace con el resto de productos que compra para su establecimiento. Hasta ahora, todo esto se ha hecho así porque era tradición, porque siempre se hizo, y porque nadie quiere remover el asunto porque no interesa. Eso sí, la ración de campanu que se sirve en el restaurante del afortunado comprador sí que está grabada con el pertinente 10% de IVA aplicable a la hostelería.
Según parece, la propuesta de vender los salmones pescados deportivamente seguiría el mismo procedimiento que con el campanu, un apretón de manos y santas pascuas, que para eso cada uno hace con su capa un sayo y con sus salmones lo que le da la gana. El hecho de que tanto pescadores como hosteleros pretendan evitar declarar unos ingresos y pagar unos impuestos, a ver si cuela, es reprobable, pero el hecho de que los representantes políticos hagan apología de la economía sumergida es extremadamente grave.
Quizás convendría recordarles a los políticos que defienden estas medidas que "esas antiguallas socialcomunistas" de pagar impuestos son las que entre otras cosas pagan sus sueldos y que el resto de contribuyentes que vendemos nuestros productos, no podemos hacerlo si no nos damos de alta como autónomos, pagamos las cuotas correspondientes y aplicamos el IVA y el IRPF como manda la ley. A no ser que consideren que pescadores y hosteleros tienen una bula especial, que al menos yo ignoro, aquí todos tenemos que cumplir las mismas leyes.
Quizás el fin de todo esto sea crear en nuestra querida Asturias un "Fabuloso Club Gourmet" y dar un premio ex aequo al pescador del último salmón de nuestros ríos y al hostelero que lo sirva en su restaurante. ¿Qué político tendrá el honor de degustar esa última ración? Seguro que invita la casa.
NOTA: En cuanto al control sanitario que debe pasar cualquier producto que se sirva en un restaurante, tampoco se opina. Eso también debe ser una antigualla socialcomunista.

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