Hace algo más de un año decidí vender mi casa … en plena crisis, ¡qué locura!, mis amigos me miraban como diciendo: pobrecilla no sabe que le va a ir fatal … Pero lo que mi gente no sabía es que yo amaba mi casa y creía en ella. La compré pensando que era la mejor (la mejor para mí y para lo que me podía permitir) y seguía pensándolo, sólo tenía que encontrar una persona que pensara lo mismo y esa persona existía…¡ sólo tenía que encontrarla!
Como quería vender mi casa, necesitaba que destacara sobre las demás, empecé a prepararla yo misma en profundidad, aplicando el sentido común y mirando cada rincón de mi casa como si yo fuera el potencial comprador.
Recogí aquellos “montajes” en fotos que colgué en portales inmobiliarios y mi sorpresa fue que recibía más visitas que la media y la vendí en cuestión de unos meses en plena crisis económica, no me lo podía creer… ¡había funcionado y pude vender mi casa!.
Empecé a indagar y conocí que existía una técnica que hacía básicamente lo mismo que yo había hecho con mi casa ¡y yo sin saberlo!: el home staging. El flechazo fue instantáneo, porque unía el mundo del mercado inmobiliario y el de la decoración e interiorismo que me apasionaban.
Me enganchó desde el primer momento, me pareció una idea de negocio especializada, diferenciada y genial para el momento en el que vivimos ya que existe un gran mercado por abarcar.
Pero realmente ¿sabes lo que más me gusta?, la satisfacción personal que obtengo cuando ayudo a que la gente venda o alquile su casa más rápido y a mejor precio.
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