Son numerosos los anuncios que aparecen principalmente en la red, relativos a ofertas de compra de empresas en crisis.
Sin tapujos proclaman que salvan la responsabilidad del administrador, procediendo al nombramiento de uno nuevo en el plazo máximo de 24 horas y ante notario.
Es cierto que tampoco me he preocupado mucho nunca de investigar sobre ellas, por cuanto presupongo que todas las que en ese sentido se expresen, resultan ser un fraude.
Empresarios que se han interesado en profundidad, me comentan que ubican sus oficinas en las arterias de las principales ciudades, equipándolas a todo lujo y confort.
Comenzadas las sesiones informativas, inciden fundamentalmente en el miedo del empresario hacia un futuro incierto, el cual espera arroje las peores consecuencias sobre su propia persona.
Sondean la posibilidad que éste haya podido en tiempos pasados sacar beneficios de la actividad hacia su patrimonio personal, y si es así le solicitarán como "contraprestación a quedarse con los problemas", hasta un diez por ciento del pasivo en dinero líquido o en propiedades, según detecten sus posibilidades.
Si esto no es posible, sencillamente se quedarán con la sociedad por la deuda. Ciertamente nombrarán formalmente un nuevo gerente, persona totalmente insolvente y normalmente extranjera, con poco o nada que perder, y acto seguido procederán a descapitalizarla, llevándose lo poco que quede.
Tornarán ilocalizables en el antiguo domicilio social, que quedará abandonado. Lo que dificultará en gran medida las notificaciones, y con ellas, las ejecuciones de los acreedores. Pero no es menos cierto que en poco tiempo irán contra el antiguo administrador, derivándole responsabilidades que serán aún peores que las que hubiera tenido que afrontar con anterioridad a la consumación de la fatal transmisión. Entre ellas, respondiendo penalmente a buen seguro por alzamiento de bienes.
El empresario que por todo lo antedicho valore estas ofertas, debe tener muy claro que con la sucesión de administradores no borra las consecuencias de su quehacer en los años anteriores a una posible quiebra, y siempre responderá personalmente por ella si se aprecian elementos culpables suficientes.
Ello incluso cuando el adquiriente solicite la declaración de concurso de acreedores de la empresa, ya que la normativa concursal goza de gran libertad a la hora de penalizar a toda una serie de administradores que se hayan sucedido en el tiempo, también a aquellos que lo fueran de hecho y por cuya influencia en el seno de la mercantil se adoptasen medidas con nefasta traducción económica, extendiéndola incluso a quienes se consideren cómplices.
Mi recomendación personal a todo empresario angustiado, es que haga oídos sordos de "cantos de sirena", que sólo le llevarán al ahogo mediato o inmediato. Mejor busque el amparo de abogados de empresa cualificados. Y si no tiene recursos para sufragar sus honorarios, puede ofrecerles participar en su negocio. Si éste es viable, muy posiblemente acepten su oferta.
http://www.articuloz.com/bancarrota-articulos/vender-una-empresa-en-dificultades-2506250.html
Sobre el Autor
El autor está convencido que el afán emprendedor debe ser alentado desde las instituciones públicas. Sólo así un país puede alcanzar el bienestar y el pleno empleo. Las nuevas tecnologías y el e-commerce despiertan en él un gran interés, disfrutando del aprendizaje como un verdadero hobby, sin desdeño de las implicaciones profesionales. Acepta intervenir como consultor en proyectos de emprendedores noveles a cambio de una participación societaria, consciente de las limitaciones económicas iniciales de quienes aspiran a convertirse en nuevos empresarios.