Rematando "El jinete pálido". Algunas cosas finales.
En Alaska se le llaman la Gran Enfermedad, y mató a entre una cuarta parte y la mitad de los esquimales de Alaska occidental, muchos de los cuáles seguían pensando -por cierto- que eran rusos.
Un siglo después, no sabemos bien dónde empezó, pero sabemos que no empezó en España, pudo ser en EEUU, en China o en el frente de la guerra. Sabemos que este tipo de virus siempre da el salto a través de un animal intermedio e intuimos que hay un componente genético en las enfermedades infecciosas, aunque no lo comprendemos bien.
Quizá fue la India el país con más muertos, -entre 13 y 18 millones de indios-, un territorio que era una colonia (esa sí) y en la que el gobierno británico siguió exportando trigo durante la pandemia, con la población muerta de hambre, al menos hasta octubre, lo que generó entre otras cosas la matanza de abril de 1919 en Amritsar. Una matanza de la que no se oye hablar nunca, porque ya se sabe que esas cosas solo las hacían los españoles en América
En fin, la pandemia del 18 demuestra que el impacto de una enfermedad depende del mundo y del entorno cultural en el que se desarrolla. Un ejemplo es China, aunque no tengamos muchos datos: el culto a sus muertos facilitó la expansión del virus hasta límites insospechados. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que aquel era el mundo más eurocéntrico de la historia, el resto no existía.
Los hijos de la gripe: un bebé nacido en 1919 era más bajo que la media, tenía menos posibilidades de graduarse y de ganar un buen salario y tendría más dificultades de salud a lo largo de su vida.
El tema del campo, de la vida sana, del culto al cuerpo, en el fondo de toda la morralla nazi, esta relacionada con la gripe de 1918; la obsesión por espacias abiertos y bien venir dados. A mayores, la pandemia abrió la puerta un cierto sistema sanitario.
Una anécdota: el bisabuelo de Trump que emigra a EEUU muere de gripe española, como tantos otros...
Un librazo.