El cine de Álex de la Iglesia ya es un género en sí mismo y Veneciafrenia lo confirma. Da igual que se acerque más a lo fantástico, al drama, a la comedia o al puro terror, que sus películas siempre acaban teniendo un marcado carácter autoral difícilmente identificable en otros cineastas. Una mezcla de conceptos pasados por un desenfreno narrativo y estilístico que conducen siempre a una especie de caos histérico, de atracción de feria pasada de rosca.Es indudable que un estilo o una personalidad no convierte a un cineasta en un buen cineasta. En este caso hablamos de uno de los más reputados y prolíficos autores del cine español (porque sí, Álex de la Iglesia es, y eso nadie puede ponerlo en duda, un autor en toda regla), que desde que sorprendió a la industria con sus dos primeras y particulares cintas, Acción mutante y El día de la bestia, no ha parado de generar y generar películas en base a un humor negro violento e hipervitaminado.En los últimos años, de la Iglesia a intensificado su producción. Se ha rodeado de actores y un equipo habitualmente común y ha conseguido la hazaña de producir sus propias ideas (así como las de otros cineastas). Su papel en el cine español es importante, en cuanto a industria se refiere, pero su desempeño artístico ha ido menguando y desvirtuándose a medida que ha crecido su personaje popular.
Veneciafrenia impacta de primeras por su condición puramente de slasher. Los primeros minutos, tan absurdos y artríticos en el montaje como sus últimas producciones, parecen señalar, al menos, una autoconsciencia y divertimento que podrían resultar culpablemente placenteros. Es una película que, sin lugar a dudas, pide al espectador no ser tomada en serio y, a partir de ahí, dejarse llevar por un pequeño juguete sangriento, de esos en los que ir adivinando en que orden morirán los protagonistas presentados.Este tipo de cintas, que tienen tras de sí legiones de fans, suelen recaer en un submundo de serie b donde la mayoría de productos son precocinados y listos para lanzarse al mercado. Aun así, el slasher ha dado grandísimas películas y grandísimos autores, sobre todo en su época dorada de los 70 y 80, como La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), La noche de Halloween (John Carpenter, 1978) o El pájaro de las plumas de cristal (Dario Argento, 1970), en cuyo papel de giallo parece inicialmente fijarse el cineasta español.
Lo que comienza como una despedida de soltera en Venecia, rápidamente pasa a convertirse en un viaje por sobrevivir a los asesinatos que se están cometiendo en pleno carnaval por parte de un hombre enmascarado. Con el turismo como telón de fondo, un grupo de venecianos no dejarán descansar a aquellos extranjeros que acuden a la ciudad.Tras una introducción del asesino puramente de humor negro, la película nos presenta a los personajes principales, el típico grupo de jóvenes con ganas de pasárselo bien. Desde ese instante nos damos cuenta de que Álex de la Iglesia no ha invertido mucho tiempo en trabajar las bases de su guion, cuyos diálogos se sobrevienen encima del espectador, como suele ser habitual en su cine, con unos chistes demasiado fáciles y forzados. El histerismo se adueña de la función y la rapidez de los diálogos se une a un uso de la cámara y de los encuadres poco cuidado y sin sentido.
El montaje une los cortísimos planos (cortos tanto de duración, como de encuadre) en una suerte de amalgama eufórica que no deja pensar ni respirar al espectador. Esto suele ser siempre así en el cine de Álex de la Iglesia, pero en los últimos años se ha ido incrementando. Sus película se vuelven locas y torpes porque sí. Casi pareciese que las secuencias se han realizado sin cuidado ni concepto, rodando desde el mayor número de tiros de cámara posibles para luego ensamblar las líneas del guion.Con ello el espectador coge rápidamente tirria a todos los personajes y la película, más que entretener, resulta confusa (en su disposición visual) y mareante en su concepción global. No solo los protagonistas se comportan de manera estúpida, si no que la película parece ofrecernos ese mismo punto de vista desprovisto de idea e interés. Por no hablar de un guion que hace aguas al pretender construir una historia explicativa, así como emocional, más allá de lo necesario.
Las subtramas son malas, los personajes secundarios no tienen ninguna lógica en sus acciones, el clímax es pretendidamente catártico y, sin embargo, no puede dar más igual. Todo ello se debe a que de la Iglesia no se queda en el punto que mejor funciona para este tipo de productos, como es el homenaje o la inteligencia de un dispositivo de suspense, si no que alarga sus tramas hasta lo irreal.Por desgracia, Veneciafrenia no resulta ni siquiera entretenida porque, como ya ocurría en otras obras suyas como Las brujas de Zugarramurdi, Mi gran noche o El bar, todo acaba girando en torno a un caos que, más allá de pertenecer a la propia historia, lo genera el cineasta con unos estímulos visuales tan groseros a la vista, como desordenados para la lógica interna del relato. Es como si, lamentablemente, estuviésemos viendo continuamente cortes de montaje que están todavía en sus primeras fases de trabajo.
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- ##check## Lo bueno
- Su desprejuiciado punto de partida.
- ##times## Lo malo
- Que cada proyecto nuevo de Álex de la Iglesia resulte más errático y torpe que el anterior.
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- Ambientación 4.5
- Muy de manual. Desaprovecha por completo su escenario con una puesta en escena plana e hiperbólica.
- Desarrollo de Personajes 3.5
- Absolutamente desastroso. Los personajes no causan simpatía y su desarrollo es muy superficial.
- Argumento / Guion 3.5
- Hubiese estado mejor si se hubiese quedado en la simpleza de asesino matando jóvenes. Toda la historia que hay detrás de los hechos y como se descubre es terrible.
- Banda Sonora 5.5
- No desempeña un papel crucial. Subraya todo lo posible, sin aportar gran cosa.
- Entretenimiento 4.5
- Lo peor es que debería se runa película más entretenida de lo que es, y es debido a que el estilo del cineasta es demasiado caótico.
- Montaje / Innovación técnica 3.0
- El montaje artrítico, ensamblando planos sin cesar, es verdaderamente criminal.
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- Puntuación Total 4 / 10