Revista Opinión
VENEZUELA
La culpa no es de la tierra que nos da el alimento, sino del opresor que la ara.
Venezuela; una mujer cuya frente es refrescada por las cálidas brisas del Caribe, sobre su espalda cuelga como cabellera de cabellos blancos el salto ángel, tierra de montañas fértiles, ríos llenos de peces nutritivos y playas que son comparadas con la hermosura de la mujer venezolano, con su tesoro primordial que es su gente, llena de bondad y amabilidad.
Venezuela un país que ha parido hombre libertarios, hombre trabajadores y mujeres con un brío que lo saben utilizar muy bien para defender la libertad que merece el fruto de su vientre.
Venezuela una tierra virgen de dolor, violencia y hambruna. Pero llegaron las ideologías y ambiciones sobre su faz, manipulando y oprimiendo a sus habitantes con historias llenas de rencor y resentimiento, con culpables extranjeros y ladrones creados por una imaginación maquiavélica con el único propósito de una conquista miserable de poder.
En el mundo ya no se menciona a Venezuela por lo que fue, sino por lo que es, no se menciona al país maravilloso lleno de oportunidades donde millones de extranjeros bebieron de su fruto y todos sus ciudadanos gozaban de calidad de vida, no se recuerdan de esa Venezuela donde la familia sólo discutía para decidir donde era que se iba a quedar la vista o para donde se planeaba las próximas vacaciones. Pero hoy se habla de la Venezuela que está dividida por ideologías, donde falta el pan, sobra la violencia y abunda la corrupción, se habla de un país que vive una descomposición social por culpa de un tal socialismo que todos saben que difunto fue su promotor.
Venezuela, la señora noble que todo el que pudo abuso de ella y se lucro de sus riquezas, como de la bondad de su bella gente.
Todos tenemos un compromiso moral para rescatar la tranquilidad y la libertad de esta tierra donde se puede volver a respirar futuro y bienestar para nuestros hijos. Paremos ya ese juego de poderes donde solo salen beneficiados unos pocos sin importar que se lleven por delante de ellos.
No más cuentos populares donde el narrador lo único que quiere es arar la tierra que te pertenece para luego ofrecerte dadivas a cambio de obediencia, basta de seguir creyendo en quien te lanza una bolsa o te da un carnet prometiéndote la solución de sus problemas.
¡Venezuela! No se pude seguir saliendo de ella corriendo, cuando nos ha dado de todo, luchemos por hacer retornar sus hijos, que sus tierras vuelva a dar su alimento sin estar infectados de ideologías, que el trabajo no sea tildado de explotador, que el carnet que se obtenga sea de una universidad y las bolsas que se den sean para recoger la basura de su pasado.
No abandonemos a Venezuela, el cantante Miguel Bosé decía algo que no podemos ignorar.
“No podemos pretender quedarnos fuera de la política, de la economía, de la ciencia, de la religión y de la naturaleza. De una manera o de otra, todas esas cosas nos va a ir tocando. “
Dios le dio nombre de mujer a Venezuela, porque su vientre nunca dejara de parir hijos llenos de amor y libertad.
Por Luis F. Córdoba R. @lfcr81
Para atracoalpueblo.com
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