Revista Opinión
Al día siguiente de las elecciones se registró una gran cacerolada.
Opositores manifiestan su rechazo a la proclamación de Nicolás Maduro. Tareck El Aissami, gobernador del estado de Aragua (norte de Venezuela), acusaba el martes pasado a los dirigentes de la derecha venezolana de utilizar los medios de comunicación privados para preparar un golpe de Estado similar al de abril de 2002. “Venezuela no es la misma del año 2002 –declaraba el gobernador–. No se equivoquen: hoy tenemos Patria, como dijo el fallecido presidente, Hugo Chávez. En 2002 nos agarraron descuidados e intentaron arrebatarnos la revolución, y hoy, once años después, nos quieren hacer lo mismo”. Según el gobernador, la derecha utiliza los medios privados “como una suerte de droga colectiva para generar locura”.
A lo largo de la noche del lunes, se registraron en Venezuela 7 muertos y 135 detenciones. El Aissami responsabilizó a Capriles y al gobernador de Lara, Henri Falcón, de lo que pudiera ocurrir en el país. “Basta de tanta impunidad, asuman su derrota como lo hemos hecho de manera firma y democrática”, declaraba el gobernador quien informaba de la incautación de explosivos y de la detención de presuntos paramilitares en su estado. “Hay pruebas y estamos esperando que transcurran estos días. Saldrán más verdades”. Nicolás Maduro atacó sin contemplaciones a Capriles, llamándole “cobarde asesino”, responsabilizándole de las muertes por haber llamado “a la violencia a la calle” y asegurando que el líder opositor se las verá con la justicia “más temprano que tarde”.
Por su parte, el líder opositor, Henrique Capriles denunciaba que había sido el Gobierno de Maduro el que organizó las protestas violentas para evitar el recuento de votos. Capriles había reiterado que hasta que se hiciese el recuento de todos los votos de las elecciones del domingo no reconocería el triunfo de Maduro, a quien consideraba presidente “ilegítimo”, y llamó a sus seguidores a que demandasen de forma pacífica ante las sedes regionales del CNE el recuento de todos los votos. “El ilegítimo y su Gobierno ordenó que exista violencia para evitar el conteo de los votos ¡Ellos son los responsables!”, escribió Capriles en su cuenta de Twitter. Pero el ministro de Exteriores, Elías Jaua, mostró vídeos con imágenes de ataques a personas que celebraban la victoria. Aseguró que fueron atacadas sedes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y centros médicos. Y que fueron “asediadas” las viviendas de varios funcionarios, entre ellas la residencia de Tibisay Lucena, presidenta del CNE (Consejo Nacional Electoral).Capriles denuncia 3.200 irregularidades
A su vez, Maduro, presidente electo de Venezuela, investido rápidamente como presidente para evitar cualquier paso atrás en un presunto recuento que difícilmente llegaría, prometió aplicar “mano dura contra el fascismo” y denunció que los grupos opositores planearon un golpe de Estado en su contra. “Esto es responsabilidad de quienes han llamado a la violencia, quienes han desacatado la Constitución y las instituciones”, dijo en cadenas de radio y televisión. Frente a la exigencia de Capriles que exige un recuento de todos los votos, uno a uno, se levantó el desprecio de Maduro por parte de Capriles, pese al estrecho margen de votos entre uno y el otro (50’67 del primero frente al 49,07%). Maduro se autoproclamó vencedor y no escuchó a su opositor, no permitiendo la marcha opositora por la capital, Caracas, “para evitar más violencia en las calles”. Sólo 300.000 votos separaron a Capriles del vencedor de estas elecciones. El candidato opositor no reconoce el resultado y presenta un documento con 3.200 incidencias electorales.Pero, ante el aumento de incidentes y de muertos, Capriles desconvocaba la marcha la noche del martes. “He tomado la decisión: no vamos a movilizarnos y les pido a todos mis seguidores recogerse. Quien salga a la calle está del lado de la violencia y hace el juego al Gobierno”, indicaba el líder opositor en una conferencia de prensa, advirtiendo que “ser pacífico no es ser más débiles” pero sin reconocer la victoria de Maduro “hasta que se haga el recuento del 100 % de los votos”. Recordó que el día de las elecciones se hicieron denuncias de 535 máquinas de votación que se dañaron. Y apuntó que testigos de la oposición fueron “retirados a la fuerza de 283 centros electorales, incluso bajo amenazas con armas de fuego”.
Maduro, por su parte, ha denunciado que el “fascista” Capriles pretende “matar a la revolución” y entregar la “patria venezolana al imperio estadounidense”. Señaló a Estados Unidos de estar detrás de los cortes eléctricos y de “intentar apagar el país durante tres días”, además de cortar el suministro de alimentos y de emprender “una guerra brutal”. Y el presidente electo indica que asumir la “batuta” de Chávez es una “tarea difícil”. “Pero soy el primer presidente 'chavista' y voy a cumplir su legado”.
Centro médico incendiado.Maduro responsabiliza a Capriles del incendio de dos sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y llama a la población a defender la paz en la calle. "Quemaron la casa del PSUV en el estado Anzoátegui y en Táchira con gente adentro”, dice el presidente electo durante una rueda de prensa, basándose en información suministrada por miembros de la dirección del partido. “Ahora mismo, hay en marcha un intento de golpe ¿Esa es la Venezuela que ustedes quieren? ¿Esa es la Venezuela que tú vas a promover, candidato perdedor? Tú eres responsable de esta quema, (...) y si hay heridos o muertos tú eres responsable”, afirmó, dirigiéndose a Capriles. En Barinas, tierra natal del fallecido comandante Chávez, se registró un intento de incendiar la sede del partido gubernamental. Y portavoces del Gobierno informaron sobre ataques contra locales de asistencia médica regentados por cooperantes cubanos, donde se sospechaba que se ocultaban material electoral. Mientras tanto, en España, el PP se apresura a secundar las sospechas sembradas por la oposición venezolana. La secretaria general popular, María Dolores de Cospedal, aseguró el lunes que, en su partido, estaban “muy preocupados con todo el proceso electoral” vivido en Venezuela y resaltó que “es deseable que se clarifique lo antes posible la limpieza del proceso”. Como ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, aboga por el “acuerdo y el diálogo” ya que el resultado de los comicios certifica una “polarización muy fuerte”. Sus declaraciones enfurecen al Gobierno venezolano. Diosdado Cabello, vicepresidente del PSUV, insta a España a ocuparse “de sus propios problemas”. Y Elías Jaua, ministro de Exteriores, anuncia que llamará a consultas a su embajador en España, Bernardo Álvarez, para abordar la postura del gobierno español. Agustín Díaz de Mera. Sobre el terreno, el encargado de sembrar dudas por parte del PP es el eurodiputado Agustín Díaz de Mera, invitado por la MUD (el partido de Capriles) para formar parte de una misión de acompañamiento que vigile las elecciones. Antes de cerrar las urnas, el eurodiputado asegura que “estamos viendo que están acudiendo a votar más la gente de Capriles que del oficialismo” y habla de “entusiasmo” entre los opositores. La COPE insiste en que "el proceso electoral en Venezuela no soporta comparación con estándares internaciones" aunque se resiste a concretar lo que ve de denunciable en las mesas electorales. Pese a las dudas que pueda ofrecer Díaz de Mera, alto cargo que intentó vincular el 11-M con ETA, el PP no ha dudado en enviarle. Al producirse los atentados del 11-M, en marzo de 2004, alas órdenes del entonces ministro de Interior, Angel Acebes, Díaz de Mera era director general de la Policía. El mismo que, tras la derrota electoral del PP, empezó a difundir que existía un informe policial que hablaba de conexiones entre ETA y los islamistas y que habría desaparecido con Rubalcaba como ministro de Interior. Y el mismo que, en el juicio por la masacre, se negó a dar detalles sobre el informe ‘fantasma’, apelando a que no quería comprometer a la fuente que le habló de él, por lo que el tribunal le multó con 1.000 euros y abrió un proceso penal por desobediencia grave. El exdirector general acabó señalando a un comisario para eludir el proceso judicial, y éste alertó de que Díaz de Mera le había presionado para que diera su nombre "con el objetivo de salvaguardar su posición política dentro del partido". Ahora es Díaz de Mera quien se atreve a dar lecciones de democracia en Venezuela. El Secretario de Estado estadounidense, John Kerry. Por su parte, Antonio Trevín, diputado del PSOE que también supervisó el proceso como acompañante internacional a instancias del Consejo Nacional Electoral venezolano, apuntó que el resultado era "fiable" y que el voto tuvo "todas las garantías.Pero Estados Unidos y la Unión Europea se resisten a reconocer la presidencia de Nicolás Maduro, elegido con 272.865 votos de ventaja frente a su principal rival, Henrique Capriles. El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, insistía ayer en que “debe haber un recuento”de votos en Venezuela y advirtió de que su país tendrá “preguntas serias” si se determina que hubo “enormes irregularidades” en las elecciones del domingo. El Gobierno estadounidense aún no ha decidido si reconocerá o no a Nicolás Maduro como presidente electo. El titular de Exteriores consideró “muy dudoso”que Estados Unidos envíe una delegación a la toma de posesión de Maduro, prevista para mañana, viernes, dadas las “circunstancias debatibles” en las que se produce. Kerry aseguró que “originalmente, Maduro dijo que apoyaba la idea del recuento”, y, más tarde, el Consejo Nacional Electoral (CNE) decidió proclamarle ganador de los comicios. “Otros países y la OEA (Organización de Estados Americanos) han pedido también un recuento, así que veremos qué ocurre”, señaló.
Por su parte, la Unión Europea se muestra prudente a la hora de reconocer los resultados electorales de las elecciones presidenciales en Venezuela que dieron la victoria al candidato oficialista, Nicolas Maduro, y ha dejado claro que su reconocimiento de éste como presidente dependerá de cómo evolucione la situación sobre el terreno. “Estamos siguiendo los acontecimientos en Venezuela muy de cerca. Estamos preocupados por la creciente polarización que vemos en el país. En particular, deploramos la pérdida de vidas en las horas recientes”, explica la portavoz de la Alta Representantede Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, en declaraciones a Europa Press. “Estamos pidiendo a todas las partes que se impliquen en un diálogo pacífico y que rechacen la violencia”, precisa la portavoz. La UE ha vuelto a defender en todo caso la petición a favor de un nuevo recuento de los votos. “Creemos que es importante que el resultado de la votación pueda ser aceptado por todos y los recursos sean debidamente considerados por las autoridades competentes venezolanas”, justifica la portavoz de Ashton.
Todo parece indicar que el Príncipe de Asturias no asistirá este viernes a la toma de posesión del presidente, Nicolás Maduro, a pesar de que el Gobierno español ha reconocido su victoria en los contestados comicios del domingo pasado. La división del país y el clima de violencia generado como consecuencia del ajustado resultado electoral parecen ser los motivos de esta decisión.