Revista Opinión

#Venezuela: Del golpe fracasado a la guerra prolongada en #AmericaLatina

Publicado el 13 febrero 2019 por Marka

Ante el estancamiento del golpe en Venezuela, los Estados Unidos van a intentar su máximo esfuerzo para consumarlo hacia el 23 de febrero, a través de alguna provocación en torno a la ayuda humanitaria. No hay que hacerse ilusiones respecto a esta decisión puesto que está en juego el triunfo de Trump para un segundo mandato, después de las derrotas sufridas en Siria y otros continuos fracasos en política exterior. Trump también necesita una guerra para la sobrevivencia de su prestigio frente a las dificultades que afronta en la política interna y mejor que sea una donde la ganancia es fabulosa.

Es ahora cuando todas las estructuras del poder popular-militar en Venezuela y todos aquellos que en Latinoamérica ,apoyen o no a Maduro, pero sientan el peligro que estas acciones representan para nuestros países, deben prepararse y movilizarse.

Hasta ahora y a pesar del congelamiento de activos del estado venezolano o su traspaso a manos del golpismo, la situación de Venezuela se ha mantenido estable. Si en el ámbito externo hay un “empate” estratégico entre la potencias que toman parte del conflicto ( EEUU, Unión Europea, Rusia y China), en el interno el control territorial gubernamental es absoluto.

Lo único que si ha ido cambiando en el transcurso de estos veinte días es la opinión publica mundial y latinoamericana .A pesar de la enorme presión ejercida por la desinformación y la propaganda de los medios de comunicación al servicio de los intereses detrás del golpe, cada vez mas se suman voces en contra de esta flagrante violación de la soberanía de Venezuela, estén o no a favor de Maduro y la revolución bolivariana.

En América Latina, la agresión contra Venezuela ha despertado el latente sentimiento antinorteamericano de amplias capas de la población a la luz de la similitud de estas acciones con tantas otras de nuestra historia que generaron precisamente ese  sentimiento.

Pero esto no es todo, el estallido de una guerra cambiaría seriamente la posición de los  gobiernos latinoamericanos que reconocieron a Guaido “de cara a su frente político interno, pues pasarían a ser los gobiernos que legitimaron y dieron cuerpo al estallido de una guerra en Venezuela lo que provocaría  un sisma en la política regional, la matriz crítica a las fuerzas de derecha se incrementaría, pudiendo ello ser aprovechada por otras fuerzas de izquierda  para tambalear partidos en gobiernos”.[1]

“La espiral que derivaría de una guerra en Venezuela atravesaría la política entre los factores de derecha aliados o adversarios de la intervención, dejando un amplio argumentario que sería muy útil para acelerar la deslegitimación de los actuales gobiernos de derecha en el poder en varios países, algunos de ellos con pisos políticos bastante endebles”.[2]

Un Análisis de Hechos

Para entender lo que se nos viene es necesario hacer un sucinto análisis de las condiciones generales:

¿Alguien se ha preguntado, porque desde el golpe de Carmona en 2002, los Estados Unidos no han podido instrumentar ni un solo un golpe militar en Venezuela?

Si los Estados Unidos no han podido fabricar un Pinochet en 17 años, eso significa simplemente que la estructura institucional civil y militar de Venezuela tiene una solidez pocas veces vista en América Latina y que los norteamericanos no han podido romperla a pesar de sus artes de soborno, intimidación y chantaje.

¿Alguien se ha preguntado, por qué las guarimbas del 2014 y 2017 (“Golpe de colores”) fracasaron?

Si los Estados Unidos y servidores locales durante cuatro meses en 2017 no pudieron encender  “la chispa que incendia la pradera”, a pesar de la critica situación económica que atraviesa Venezuela y de quemar vivas a tantas personas para provocar una reacción de respuesta, eso muestra la conciencia ,autocontrol y unidad del pueblo venezolano

¿Alguien se ha preguntado, porque desde la autoproclamación de Juan Guaido no se ha producido ni una sola sublevación militar?

Si durante estos 20 dias desde la autoproclamacion , los golpistas y sus directores norteamericanos han ofrecido amnistía, exención de sanciónes y han emitido abiertos llamados a la rebelión de militares venezolanos para “entrar en la historia” , sin obtener ningún resultado, eso significa que tampoco ahora tienen muchas posibilidades de abrir una grieta en  la institucionalidad militar de Venezuela , como tantas veces hicieron en América Latina en múltiples golpes de estado.

Es por esto que ahora han implementado el plan “ayuda humanitaria” para provocar incidentes en las fronteras con Colombia y Brasil que les den el pretexto de intervenir militarmente. Necesitan hacer eso porque simplemente el golpe fracaso. Sin tropas norteamericanas en Caracas no hay posibilidad de un cambio de gobierno y Guaido lo sabe perfectamente ahora que convoca al 23 de Febrero para la entrada de esa “ayuda humanitaria” .

Duke ya recibió las ordenes de Trump y por eso declaro hoy 13 de Febrero después de su reunión que no recibir la ayuda humanitaria seria un “crimen de lesa humanidad”. La acción ya esta definida y el pretexto también ,ahora solo hay que esperar a ver si no se da una sublevación militar que se preste “al paso de la ayuda”. Si esto no ocurre se buscaran provocar incidentes o se fabricaran casos de falsa bandera, “falsos positivos”. Para eso están movilizando a civiles de la oposición para “el transporte”.

La guerra que se viene 

El fracaso del golpe conduce a la ayuda humanitaria como provocación para empezar las acciones militares contra Venezuela. El problema es que la ignorancia y brutalidad del régimen de Trump ignora un pequeño detalle. Para Venezuela esto se esta terminando de convertir en un problema nacional en términos de identidad,patriotismo y nacionalismo. despertando ecos similares en otros lugares de América Latina. La guerra que se viene no sera un paseo hasta Caracas…

“Desde la guerra de Afganistán se ha demostrado que los conflictos de este tiempo suelen ser prolongados. Una guerra asimétrica en Venezuela tendría esa denominación, pues hay elementos que componen la estructura defensiva militar de Venezuela que sugieren que una “guerra relámpago” sería imposible. También es cierto que en ese tipo de guerras, el desplazamiento interno y externo de la población sería de al menos un 40% de la población debido a la agudización de una crisis de espectro total: carencia de servicios, hambre e insalubridad”.

Según un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ese ha sido el caso en Afganistán, Irak, Libia y Siria. Según VoxEU, siguiendo datos de ACNUR, el 54% de los sirios han sido desplazados. La posibilidad de una guerra en Venezuela desplazaría dentro y fuera del país al menos a unas 12 millones de personas. Una cifra de dimensiones astronómicas para esta parte del mundo.

Un conflicto en Venezuela abriría campos de refugiados en el país, pero también fuera de este. Los gobiernos vecinos estarían en la obligación de intentar contener un desplazamiento humano enorme, probablemente de unos 7 millones de personas como mínimo que se unirían a los migrantes económicos que ya han salido del país. Tendrían que gestionar tal crisis con los métodos que saben aplicar los países europeos; abrir campos de refugiados sería entonces un asunto difícilmente manejable, logística y políticamente costoso.

El Mar Caribe podría convertirse en otro Mediterráneo, e incluso la dimensión de la tragedia por muertes por inmersión podría ser mayor, bajo el entendido de que Europa despliega una organización y logística de supervisión y control marítimo, y que tales capacidades no existen en el Mar Caribe.

Un epicentro de inestabilidad en materia de seguridad: es indispensable analizar las consecuencias de una arremetida violenta contra Venezuela, si resulta exitosa. Una guerra asimétrica multivariable significaría la inserción masiva de armas al país, pero también la fragmentación al menos parcial de las fuerzas regulares venezolanas y su arsenal.

Una ingente cantidad de armamento de al menos 500 mil armas en manos del ejército, la Armada, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y las milicias bolivarianas, que podrían caer en manos de integrantes de bandos difusos del conflicto. Armas susceptibles a pasar luego al mercado negro para distribuirse en manos de terroristas, miembros del crimen organizado e insurgentes en la región y otros continentes.

La posibilidad de una guerra en Venezuela genera  la posibilidad de que se desarrolle un foco de conflicto que, como onda expansiva, pueda comprometer la seguridad estratégica de la región, para así ampliar la presencia estadounidense y el despliegue total de su infraestructura institucional. ¿Quiere Estados Unidos un nuevo Medio Oriente en su “patio trasero”? [3] Pompeo ya hablo de “exterminar a la troika del mal” (Venezuela, Nicaragua y Cuba ). Planteadas así las cosas, un conflicto bélico en Venezuela casi inevitablemente derivaría en una guerra regional y de ahí el paso a una confrontación entre Rusia, China y Estados Unidos no requiere de mucho “análisis”

Tal vez los presidentes del Grupo de Lima no pasen a la historia como cómplices del mayor genocidio en América Latina, por que ya no habrá historia cuando la humanidad desaparezca.

Un coronel español, especialista en geopolitica y contrario a Maduro  explica los detalles técnicos de este análisis sobre la guerra que se viene en Venezuela:

https://youtu.be/KQuXulozuN0

Bolivia 14 de Febrero

NOTAS

Sobre la capacidad militar venezoiana  “vale la pena afincarnos sobre un ejemplo como uno de los componentes del sistema antiaéreo venezolano de tres niveles , el lanzamisiles IGLA-S, de fabricación rusa, para defensa antiaérea a baja altitud, hasta unos dos kilómetros de altura. Es un dispositivo disponible por miles en el ejército venezolano. De hecho, la Compañía Anónima Venezolana de Industria Militar (CAVIM) diseñó para la FANB una versión venezolana, el IGLA-VE, con una capacidad muy al nivel de su predecesor ruso. Este dispositivo, portátil además, sigue las trazas de calor de cualquier artefacto aéreo, pero tiene además la facultad de guiarse directo hacia el objetivo eludiendo bengalas mediante un software en el lanzacohetes.

Este artefacto es de sumo cuidado. De hecho, Estados Unidos no ha dotado de instrumentos similares a fuerzas mercenarias que ha desplegado en Siria, precisamente por los riesgos que se derivan de que este arma caiga en manos irregulares. La seguridad aeronáutica regional estaría en enorme riesgo y cualquier avión civil podría ser un objetivo sumamente vulnerable frente a estos dispositivos en manos equivocadas”.[5]


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