En 2017, Maduro va creando las condiciones políticas ilegales para perpetuarse en el poder, así pues por decreto oficial crea la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), tratando de socavar las resoluciones legislativas de la auténtica Asamblea Nacional de mayoría opositora y en la que el oficialismo convocó a elecciones, y como era de esperarse, logró la mayoría después de unas elecciones amañadas y fraudulentas avaladas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), manejado por la también oficialista Tibisay Lucena. Maduro le concedió facultades plenipotenciarias a este órgano, por encima de los demás poderes públicos del estado, es decir, que lo que diga y desee Maduro se lo comunica a la ANC para que se ejecutado sin contrapesos.
Ante las protestas de la oposición y de la sociedad civil la ANC ha sido un órgano represor, vulnerando las libertades individuales y el derecho a la libertad de expresión, denuncia, encarcela y enjuicia a quienes no estén de acuerdo con la Revolución Bolivariana, a través de los órganos de seguridad como el SEBIN, Guardia Nacional, Policía Nacional y los llamados “Colectivos”, que por desgracia son paramilitares cubanos que se encuentran fuertemente armados y su función es matar y acallar todas las protestas de la oposición.
El Tribunal Supremo de Justicia, es otro órgano a modo para las arbitrariedades de Maduro, su presidente Mikel Moreno tiene dos cargos por asesinato en su juventud y es el presidente ministro de la Corte, algo que no se entiende, sin embargo, por otro lado se tiene la existencia del auténtico Tribunal Supremo de Justicia que se encuentra en el exilio en cuatro países Panamá, Chile, Colombia y Estados Unidos y sesiona de manera regular en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), porque estos magistrados no eran afines a Maduro.
Estas señales nos indican porque a Maduro se le considera un dictador y un tirano, ya que tiene el control político, judicial, legislativo, electoral, televisión y prensa escrita del país, no gobierna para el bienestar de su pueblo, sino para perpetuarse en el poder a cualquier precio sin contrapeso alguno, “hasta ahora”.
Sin embargo, hasta hace poco tiempo nadie había oído hablar de Juan Guaidó, el líder de la oposición venezolana quien asumió la jefatura de la Asamblea Nacional el pasado 5 de enero de 2019. Guaidó se ha convertido en una figura clave para la oposición en su confrontación con Maduro. El joven diputado del partido Voluntad, Popular además de posicionarse como Presidente de la Asamblea Nacional, en su primera gran manifestación opositora se juramentó como Presidente Encargado del país en apego a la Constitución Venezolana, en el entendido de que Maduro está usurpando el poder, existe un vacío de poder por unas elecciones presidenciales declaradas como fraudulentas e ilegales por parte de la comunidad internacional, en las que no participó la oposición y Maduro fue reelegido como presidente para el período 2019-2025.
A partir de la juramentación de Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela el 23 de enero de 2019, ha recibido el respaldo y reconocimiento de más de 50 países tanto de América Latina conformados por el Grupo de Lima, Estados Unidos, Canadá, países importantes de la Unión Europea como España, Portugal, Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Francia, Hungría, Austria, Finlandia, Bélgica, de Asia Japón, y algunos más. La postura de países como México y Uruguay ha sido neutral, buscando el diálogo como instrumento de una solución pacífica. En contraparte Maduro solo cuenta con el apoyo de Rusia, China, Turquía, Bolivia, Cuba e Irán, los dos primeros con más intereses en el país sudamericano porque han financiado a Maduro, por ejemplo, China ha otorgado préstamos por 50.000 mmd y Rusia por su parte por 25.000 mmd; ambos interesados en la explotación del petróleo, gas natural, extracción minera (oro) y obras de infraestructura y equipamiento militar.
La labor de Guaidó ha sido titánica movilizando a la población para el cese de la usurpación, exponiéndose a ser apresado y torturado por el régimen, a sufrir represalias en su contra, a su familia y a su equipo de trabajo de la Asamblea Nacional. A pesar de todo esto, la madrugada del martes 30 de abril se inició en Venezuela una insurrección militar, la llamada “Operación Libertad” para deponer al gobernante chavista en el poder y hacer un nuevo llamado a la ciudadanía para sumarse a la causa y presionar a Maduro.
Pese a lo anterior, la “Operación Libertad” fracasa en su intento por derrocar a Maduro, la lucha sigue hasta libertar a Venezuela.
Queridos amigos y lectores, en la próxima entrega comentaré de los detalles del fracaso de la “Operación Libertad”, en dónde estuvieron involucrados ministros cercanos al gobierno de Maduro en conversaciones secretas con el Secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo y el Vicepresidente Mike Pence.