¿Venezuela es un país andino? Eso mismo nos preguntábamos cuando hace unas semanas nuestros amigos nos dijeron que no nos podíamos marchar del país sin conocer la región de los Andes con cumbres que rondan los 5,000 m.s.n.m.
Ayer dejamos a nuestros anfitriones, Pierrot y Marie, que durante varios días cuidaron especialmente a Andrea para que se recuperara lo más pronto posible de la Chikungunya. La verdad es que nos pusimos en ruta demasiado temprano, a Andrea no le hubieran venido mal un par de días más de reposo pero como ya se sentía un poco mejor y teníamos muchas ganas de sentir un poco de frío, nos pusimos en ruta hacia el Páramo.
De Barinas salimos hacia Barinitas y fue en esta población donde comenzamos a subir poco a poco. Iba a ser una prueba exigente para la Zaigua ya que la arreglamos recientemente y aún no estaba al 100% pero si ya había cruzado la cordillera andina en 7 ocasiones, seguro que la cruzaba un par de veces más.
Según íbamos ascendiendo la vegetación y la temperatura iban cambiando. La tarde estaba nublada pero aun así el paisaje era hermoso, incluso de vez en cuando se observaban enormes caídas de agua. La subida fue bastante exigente pero a nuestra “velocidad del paisaje versión en segunda marcha” conseguimos llegar hasta los 3600 m.s.n.m. tras casi 3 horas de camino.
La Zaigua necesitaba un descanso y aprovechamos para visitar la laguna de Mucubají dentro del Parque Nacional Sierra Nevada. El acceso ya estaba cerrado pero como todavía era de día los guardaparques nos permitieron entrar ya que al día siguiente el parque estaba cerrado por mantenimiento. Por primera vez en muchos meses tuvimos que agarrar las chaquetas, que bien se sentía! Esta laguna de origen glacial es uno de los atractivos de la región y a su alrededor se puede observar la flora propia del Páramo en donde sobresalen los frailejones.
Sin saber muy bien donde dormir comenzamos a descender en dirección hacia Mérida. La noche se nos vino encima y nos tocó conducir casi 40 kilómetros por una carretera de montaña que si ya es peligrosa durante el día por la noche no es nada recomendable. Nada más entrar en Mérida vimos una estación de policía y ahí pasamos la noche, bien fresquitos.
Por cuestiones de tiempo (y porque el tráfico también estaba terrible) tuvimos que limitar nuestra visita a la ciudad a un mirador desde el cual se divisa la cima más alta de Venezuela: el pico Bolívar. Además, uno de los mayores atractivos de la ciudad, el teleférico, lleva muchos meses paralizado y esto también nos desanimó un poco. En otra ocasión volveremos a conocer esta ciudad que sobresale por su oferta turística y su población universitaria, eso sí, será en invierno para poder ver todas las cumbres que rodean la localidad nevadas.
De regreso utilizamos la misma ruta pero fue un viaje totalmente diferente. Hoy el día estaba totalmente despejado y pudimos llevarnos una impresión más soleada de los Andes venezolanos. Como en toda región andina, aquí mora gente muy trabajadora que principalmente se dedica a las labores del campo. Vimos muchas áreas con sembradíos de patata y zanahoria, algunas ubicadas en zonas tan altas e inclinadas que no solo nos parecía casi imposible que se pudiera cultivar algo allá, sino que también no nos podíamos imaginar cómo bajaban la cosecha.