Revista Opinión

Venezuela: un país rico sin futuro

Publicado el 09 marzo 2019 por Carlosgu82

A riesgo de parecer apátrida o extremista, he titulado este artículo con tendencia negativa, pesimista y agónica, pues a decir verdad, así me siento yo particularmente, tengo la sensación de que vivo en un país, no sé si el más rico del mundo, pero si uno de los que cuenta con las mayores riquezas naturales probadas y por comprobar de todo el planeta; pero al mismo tiempo esa sensación de habitar un país bien dotado se convierte en una sensación de que no tengo futuro aquí, siento que hemos caído en una rutina social y económica en la que tenemos que irnos acostumbrando a ver el día a día y vivir con el consuelo de que hay países que están peores. Y aunque suene duro y hasta indolente, creo que hay países que están peores que nosotros, que cada vez son menos, porque ya pasaron por la misma situación en la que nos encontramos nosotros.

Cada vez son más las personas que emigran buscando oportunidades de desarrollarse como personas, como familia, para poder darle de comer a sus hijos y la garantía de un futuro para vivir, para encontrarle algún sentido a la vida, no para matarse buscando un kilo de arroz o para depender únicamente de una bolsa de alimentos cada vez que se pueda vender con artículos que no elegiste y que tal vez no sean de tu agrado o peor aún que no puedas comerlos. No se van del país hacer turismo, como en algún momento lo pensé, lo pensé porque me pareció que muchos lo hacían por moda porque se iban y volvían y venían a gastar el dinero que hacían por fuera.

Vivir fuera es duro, eso no es necesario aclararlo ni hacer apología de ello, pero vivir aquí se está convirtiendo en una odisea sin final feliz, personas mueren, se suicidan, otras se quedan solas porque su núcleo familiar y amigos se han ido, y algunos se quedan porque salir de aquí también es duro (es otro tema digno de un artículo aparte). Tenemos un país rico lleno de gente pobre que no quiere ser rica, solo quiere ser feliz y disfrutar de las bellezas de esta tierra que otros envidian y que cada vez menos vienen a verlas, porque hasta el turismo, fuente de riquezas, se ha extinguido al mismo tiempo que se van agotando las oportunidades de Venezuela. ¿Quién lo diría?

Creo que el gobierno ha perdido el rumbo hacia el cual estaba encaminado. Nunca he sido opuesto a la idea de la justicia social y de la igualdad de las personas, pero no cuando es usado como simple bandera para aferrarse al poder, porque así como vamos ¿de cuál justicia social estamos hablando?, de ¿qué igualdad discutimos? No se puede ser tan egoísta en la vida. No se le puede imponer a la gente un sistema de gobierno y menos cuando ese sistema demostró no estar siendo ejecutado eficiente ni eficazmente: educación en franca decadencia, alimentación deprimente, salud enferma y sin remedios, transporte rodando en el hierro, colas interminables para poder tomar un bus para ir al trabajo y ni hablar a la vuelta, la inseguridad uniformada, electricidad a oscuras, comunicación incomunicada, viviendas paralizadas y sin poder la gente construir, y un tema no menos importante por ser último, la corrupción: pasó de ser un mal dentro de la sociedad y esquemas heredados de otros procesos, a convertirse en patrimonio cultural de la nación, pasa a ser ahora una forma de vida y una filosofía institucional para quienes ejercen el poder desde los escritorios del estado.

El tema de la corrupción es fácil de palparlo, suficiente con ver a los altos funcionarios del estado cuando llegan a un barrio o a cualquier sector del país a resolver una situación conflicto que afecta a esas zonas; se bajan de tremendas camionetas, importadas algunas, las cuales no pueden pagar con sus sueldos y si son asignadas el estado no debería estar erogando el patrimonio público en semejantes armas del IMPERIO. Es decir la corrupción es la contradicción misma de la idea de justicia social que mencionan desde el gobierno, y por contradicción me refiero a que no es coherente con el discurso oficial, pues todos cuando están en los cargos se olvidan de la idea socialista porque precisamente es algo que desconocen y que la mayoría menciona por retórica, como si fuera un requisito para poder estar en la jugada.

A fin de cuentas que nuestro país es rico para comprar una camioneta blindada último modelo marca Hummer traída de los yunaites (united) para el gobernador, alcalde o ministro, pero al mismo tiempo es pobre como para reparar el bus escolar que se quedó varado por cauchos o el camión cesta de la compañía de electricidad nacional que hace reparaciones al sistema eléctrico, que está fuera de servicio por batería. Creo que este comentario anterior ilustra más o menos el tema de la justicia social y equidad en la distribución de la renta petrolera.

País rico, país pobre; puede ser el título de una novela de crítica a la realidad social que vive nuestra patria. Cuánto no hubiéramos desarrollado si en lugar de derrochar dinero desde el gobierno, lo hubiésemos invertido en generar verdadera ciencia nacionalista, si se hubiera dado empuje real, más allá del simple hecho de dar recursos, a las universidades. Creo que desde el gobierno si se dieron grandes avances en el tema del apoyo a las universidades, pero al mismo tiempo se retrocedió al dejar caer la mayoría de nuestras casas de estudios superiores, fue como darle dinero a un niño en un centro comercial y decirle “ve, gástalo con conciencia” Es lamentable las condiciones en que se encuentran nuestras universidades y más penoso es la situación bajo la cual trabajan las personas que le dan vida.

Señores cuando un país deja que la educación llegue a esos niveles, lo demás no ha de extrañar, ciertamente la pobreza es mental y aquí cada quien debe asumir su responsabilidad ante esta crisis que vivimos, pero el principal señalada acá es quien pone las reglas de juego, es quien dice que tiene todo bajo control y cuando las cosas no salen como son es culpa del imperio o de la derecha, pero jamás asumen su propia responsabilidad. La inseguridad, el saboteo, el hambre, la miseria, el fenómeno migratorio, la inseguridad, la salud, la corrupción y cualquier otro aspecto de la cotidianidad que quieran incluir, es responsabilidad directa de quienes gobiernan, pues tienen el poder, cuentan con los recursos y tiene algo que se llama estado de derecho que les permite poner orden para remediar los entuertos que van surgiendo. Pero ya ven ni orden ni nada, aquí se hace lo que dicen dos o tres personas y santa palabra.

Venzuela, nunca pensé que tuviera que escribir algo con este matiz, pero a veces uno se da un baño de realidad y el alma se le ensombrece. Tengo que decirte con dolor Venezuela, que más allá de que somos el futuro y que tenemos que trabajar duro por ti; veo muy lejos el futuro y en algunos días ni siquiera lo veo. Espero que todo esto pase y volvamos a ser el país de oportunidades que en algún momento de nuestra historia

hemos sido.


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