#Venezuela y sus cartas

Venezuela transita sus días más oscuros. El régimen cubano ha enviado a cientos de esbirros con el único fin de asesinar a los venezolanos que luchan, quieren y anhelan un mejor país. Amparados en la impunidad y el odio, cubanos y colectivos, la dictadura solo tiene el único fin de acabar con lo que queda del país.
La dictadura y la oposición se están jugando sus cartas, los primeros intentando “lavar” su imagen cadenas tras cadena mientras suman al menos 5 muertos, cientos de heridos y varios desaparecidos. Como no hay medios de comunicación, son las redes sociales que han permitido mostrarle al mundo que su indiferencia solo permite seguir sumando muertos en un país que la sangre se está convirtiendo en la moneda de cambio. La oposición en vilo con lo que suceda con Leopoldo López y como se irán manifestando los demás líderes.
Queda la carta de la libertad, la que empezaron los estudiantes y a la que se han ido juntando cada vez más venezolanos de todas las tendencias políticas. Es la carta de un mejor país, es la carta donde la economía funcione, donde se acabe con la escasez, donde haya seguridad, donde puede haber diferencia de conceptos y todo se resuelve con un estrechón de manos. Es la carta que los primeros, la dictadura, quieren eliminar y acabar, y los segundos, la oposición, no sabe cómo jugar.

Aun me sorprende que haya gente que no se dé cuenta que estamos en dictadura. El banco de palabras para expresarse siempre va con gobierno, con el régimen, con el chavismo, con Maduro y aun no terminan de incorporar la palabra dictadura. Que sea anárquica, que dependa de la cubana, que hayan ciertas libertades, que la dirija un extranjero no le quita que sea dictadura: Mas allá de los hechos que se han ido sucediendo, que los muertos de las marchas hayan sido asesinados con tiros a la cabeza, es el titular mayor de que en Venezuela tenemos una dictadura haciendo y deshaciendo a su gusto.

La dictadura cuenta con el apoyo evidente de Cuba, que está haciendo todo lo posible para mantenerlos en el poder. Argentina, Colombia, Bolivia, Brasil y Ecuador que tienen muchísimos intereses con/en Venezuela y el silencio sepulcral del resto de las naciones. La oposición tiene que ponerse las pilas, no se cual es el camino correcto que deben tomar, pero la historia les va a pasar por encima. Los estudiantes y en general todos los venezolanos que se han abocado a las manifestaciones están resteados a recuperar su país, a recuperar sus vidas, a rendirle honor a tantos que mueren porque unos pocos solo quieren perpetuarse en el poder haciéndose multimillonarios.

La dictadura, con el fascismo del bueno, está empeñada en sumar sangre a su gran historial de muertos. Su mejor arma, la inseguridad, se ha cobrado una buena cantidad de vidas pero su arma magistral, la impunidad, le ha permitido llevarse a unos cuantos que se convirtieron en obstáculos para el transitar de su odio.
Sea quien sea usted, crea en lo que crea, le invito a que se lo piense, que en lo posible comparta estas letras. Podemos discutir toda la vida de los pros y contras del socialismo y del capitalismo, pero no tiene sentido que en Venezuela se asesine a quien se oponga al régimen, no tiene sentido que 5 tiros en 5 cabezas no tengan importancia, no tiene sentido que el odio y la sangre sea el lenguaje con el que la dictadura le pide a la gran mayoría de los venezolanos que se callen y se aguanten.

Venezuela se le está haciendo muy pesada al régimen. Aunque manden a miles de cubanos a matar a venezolanos, la indignación de este pueblo se ha convertido en el principal alimento para seguir luchando. Y la economía, tras bastidores, sigue cayendo a la velocidad del rayo.
Veremos cómo transcurren los días por venir, cuántos muertos más necesita el régimen, cuántas marcas en la piel de los venezolanos deben quedar para que el sello del odio deje de acabar con este país. Cuánta tortura debe recibir el alma y el cuerpo de un país para que la dictadura cese su impronta de muerte y miedo que quieren usar como bandera.
Si usted puede hacer algo, por muy poco que le parezca, hágalo. Hasta la próxima.