Cuando se acerquen las 7 de la tarde, afloje la muñeca como si fuese a hacer el saludo de la Familia Real (…).
En cuanto se caiga el bolígrafo póngase inmediatamente de pie, coja el abrigo y repita, en voz alta y de forma reiterada ‘Hasta mañana, hasta mañana’.
Agache la cabeza y vaya directamente hacia la puerta. Si su superior inmediato intenta hablarle, despístele (sin dejar de andar hacia la salida) con mentiras del tipo: ‘Odio tener que llevarme trabajo a casa, pero en fin… Hasta mañana, hasta mañana.
Leído en El boli que se cae a las siete
Archivado en: humanoides Tagged: trabajo