Revista Cine
Con el estreno de Avengers: Age of Ultron, Marvel Studios cierra la trama principal de la Fase II. Ha resultado gratificante y satisfactorio comprobar como el renqueante inicio que supuso Iron Man 3 ha sido salvado por un desarrollo in crescendo. Primero tuvimos una mejora del universo cósmico con Thor: el Mundo Oscuro. Después presenciamos una brillante apuesta por el entretenimiento de matiz más cómico en Guardians of the Galaxy. Finalmente, regresamos a la "terrenalidad" en Capitán América: el Soldado de Invierno, una de las películas más sólidas y bien construidas del cine de superhéroes reciente. Nos queda Ant-Man, un proyecto que ha captado la atención con sus trailers y que abre una nueva línea argumental que analizaremos dentro de pocos meses.
Esta mejora continuada en los proyectos de Marvel Studios encuentra su cénit en La Era de Ultrón. Joss Whedon consigue crear un espectáculo de amplio formato donde equilibra tecnología, acción y desarrollo de personajes. Es muy difícil lograr que un film de estas características, con 11 protagonistas principales, pueda dar espacio para el desarrollo suficiente de los mismos en menos de 140 minutos. Una vez más, Whedon demuestra que era uno de los pocos directores capaz de alcanzarlo, por dos veces, gracias a su habilidad para trabajar dinámicas en un reparto coral.
La película inicia su trama poco después de la caída de SHIELD. Los Vengadores se han reunido para acabar con los restos de HYDRA y la instalación del Barón Von Strucker (Thomas Kretschmann) en Sokovia, es el último y más importante reducto de la organización que ha corrompido a SHIELD desde sus cimientos. La experimentación de Strucker con el cetro de Loki le ha permitido dotar de poderes a dos gemelos locales con sed de venganza, Wanda (Elizabeth Olsen) y Pietro Maximoff (Aaron Taylor-Johnson), y generar un nuevo proyecto de alta tecnología que podría acabar con los mismísimos Vengadores. Esas investigaciones despiertan la curiosidad de Tony Stark (Robert Downey Jr.) quien, deseoso de proteger a la humanidad ante una amenaza latente e imparable, vislumbra la posibilidad de recuperar el proyecto Ultrón, un programa de inteligencia artificial al que siempre le había faltado un eslabón. Los hechos subsiguientes no seguirán la evolución prevista. Lo que despertará a la consciencia en la Torre de los Vengadores no perseguirá los objetivos que Stark y Bruce Banner tenían previstos.
La película dispone de una premisa argumental harto interesante que se materializa poco después de un prólogo que nos ofrece un espectáculo de primer orden con el despliegue ofensivo de Los Vengadores funcionando como un implacable equipo. Pero, como bien sabemos, no son un grupo de superhéroes estable. A lo largo de su extensa trayectoria en las viñetas, hemos presenciado toda clase de enfrentamientos entre ellos además de abandonos e incorporaciones que han generado multitud de alineaciones diferentes en el equipo. Whedon sigue reflejándolo en pantalla y se nutre de ello para plantear algunas disrupciones que mantienen viva la atención del espectador.
Ultrón (James Spader) toma conciencia de sí mismo con un conocimiento completo de la historia de la humanidad pero sin tiempo material para hacer una valoración matizada. Su análisis no es demasiado diferente del que hemos visto antes en la literatura y el cine de ciencia ficción: la humanidad es una amenaza en sí misma que conduce inevitablemente a la destrucción, por consiguiente la aniquilación es la única forma de salvar el planeta. Ultrón ve en la erradicación de la humanidad una oportunidad para evolucionar y dotar al planeta de nuevos habitantes cibernéticos con conciencia propia. La ingenuidad de la inexperiencia también es una de las claves de su personalidad puesto que, en ningún momento, se ha centrado en analizar el tema desde todas sus ópticas. Vemos, además, que Whedon ha conferido a Ultrón de una personalidad manipuladora y taimada pero, en cierto modo, agradable. No es un villano al uso, casi parece sacado de una obra de Shakespeare puesto que su megalomanía tiene una lógica justificable y está oculta detrás de un posado elegante y sobrio. Con Ultrón tenemos una readaptación del relato clásico de Frankenstein. Tony Stark crea un reflejo oscuro de sí mismo y después debe neutralizarlo para salvar a la humanidad de su abominación.
En este sentido, Tony obtendrá la redención con la creación de la Visión. Siendo el resultado de la experimentación con tejido regenerativo y recibiendo la descarga de conocimientos y poder de Ultrón, Stark es capaz de reconducirlo al volcar en él la matriz de una de sus primeras creaciones: Jarvis. Con esa combinación, aparece uno de los Vengadores más emblemáticos del cómic que ha sido representado, en la pantalla grande, de una forma magnífica. Visión es consciente de la condenación inherente al ser humano pero es capaz de valorarla como una oportunidad para ayudar en la demora de ese destino final. Valora su "nacimiento" como una ocasión para proteger, no para alentar a la destrucción. En este sentido, el trabajo creativo de Whedon, la espléndida caracterización, y la interpretación de Paul Bettany encajan perfectamente.
Tony Stark, a pesar de su consabido "narcisismo de manual", sigue siendo el que siente más de cerca el peligro y la amenaza a la que se enfrentan. Su egolatría individual se ha matizado. Tras lo experimentado en la batalla de Nueva York, es consciente de que la amenaza cósmica reaparecerá y será imparable. Sus esfuerzos se centran en dotarse de elementos que puedan proteger al planeta y a los que ya son sus amigos, aunque ellos no se lo crean del todo a tenor de las decisiones individuales que sigue tomando. Se trata de un enfoque muy interesante, quizá una de las pocas cosas buenas que se introdujeron en Iron Man 3.
Whedon aprovecha los hechizos que la Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen) vuelca sobre Los Vengadores para desarrollar los personajes. Stark ve a los Vengadores defenestrados mientras él continúa en pie. Ese remordimiento preside sus decisiones en lo sucesivo. Movimientos equivocados que, sin embargo, perseguían un objetivo noble.
Steve Rogers (Chris Evans) visualiza el encuentro con Peggy Carter (Hayley Atwell) que nunca se produjo, reforzando lo difícil que le ha resultado volver a la vida 75 años después de su época. Thor (Chris Hemsworth) se enfrenta al infierno Asgardiano en lo que puede ser un precedente del Ragnarok mientras descubre una clave que será fundamental para derrotar a Ultrón. Y la Viuda Negra (Scarlett Johansson) rememora su terrible pasado como aprendiz de asesina bajo una férrea disciplina. Indudablemente, es un recurso estilístico que permite el afloramiento de sentimientos íntimos. Que esto pueda ocurrir en un film de entretenimiento a gran escala, merece reconocimiento.
Al Capitán América le vemos más líder que nunca, pletórico en presencia. Thor continúa con su crecimiento como personaje, manteniendo la esencia, mientras que Hulk sigue aportando algunos de los momentos más contundentes combinándolo con el buen hacer de Mark Ruffalo reflejando las clásicas dudas y la aflicción tan característica de Bruce Banner. Viuda Negra y Ojo de Halcón (Jeremy Renner) siguen manteniendo el tipo y, en cuanto a éste último, cabe decir que Whedon le otorga algunos de los mejores momentos de diálogo en la cinta. Incluso hay tiempo para que Nick Furia (Samuel L. Jackson) regrese y se establezca una especie de nuevo SHIELD bajo las siglas de Los Vengadores.
En cuanto a las nuevas incorporaciones, tengo opiniones contrapuestas. La caracterización y visualización de Bruja Escarlata me parece sumamente acertada. Han acertado al contar con Elizabeth Olsen para el papel. Refleja bien sus conflictos personales y resulta creíble mostrando un poder diferente al de los demás y por tanto muy necesario. La contrapartida es su hermano gemelo, Pietro, interpretado por Aaron Taylor-Johnson. Su desarrollo es el que más flojea de todo el elenco como queriendo reforzar su prescindibilidad. Se trata de un personaje que, en los cómics, ha tenido una trayectoria muy convulsa. Quizá por todo ello y por los problemas derivados de compartir derechos del personaje con Fox, Whedon optó por utilizar su muerte como elemento dramático necesario en la conclusión del film.
Era de Ultrón mantiene un ritmo elevado a lo largo de su metraje con las lógicas set pieces siempre bien posicionadas. Incorpora buenas y acertadas notas de humor, algo que se agradece y que debería hacer sonrojar a los guionistas de Iron Man 2 & 3. La referencias al universo cinematográfico de Marvel son acertadas y no saturan. Tenemos buenas presencias de James Rhodes a.k.a. Máquina de Guerra (Don Cheadle) y Sam Wilson a.k.a. Halcón (Anthony Mackie). Además, se introduce por primera vez la referencia al aislacionista país africano de Wakanda, un remoto lugar del cual es originario T'Challa a.k.a Pantera Negra, a quien veremos próximamente en la gran pantalla. La estrategia de utilizar el vibranium que se extrae de allí es una apuesta fantástica aunque esperamos ver más de Ulysses Klaue (Andy Serkis).
Como conclusión, creo que estamos ante una película que no es inferior ni superior a su predecesora. El primer film contaba con la enorme atracción de ver a estos superhéroes por primera vez juntos en un proyecto de gran repercusión. Superado ese momento, ahora tocaba desarrollar las tramas haciendo que Los Vengadores se enfrentaran a uno de sus villanos más icónicos en un contexto geográfico más global, aumentando la escala de los acontecimientos. Joss Whedon se despide de Marvel Studios habiendo consolidado la saga. Ahora, serán otros los que seguirán las tramas individuales con fuerzas renovadas. El futuro es incierto y peligroso porque un titán loco ha decidido asumir personalmente la búsqueda del poder definitivo del universo.