Lo cierto es que las películas que veo de Marvel me gustaría verlas con un par de cervecitas encima. Los Vengadores la vi ya en DVD. Ahora Vengadores La era de Ultrón la veo casi el mismo día de estreno.
Joss Whedon se ha convertido en una eminencia del cine de superhéroes. Más allá de esta posición durante estos días su figura se está trafigurando en martir de su propia causa elevandose a los altares al asegurar que no dirigirá el doble desenlace de Vengadores; trabajar en Marvel y mantener las propias ideas debe ser muy difícil. Wesdon trajo al cine de Marvel la comedia hasta tal punto de que La era de Ultrón parece una sitcom (de dos horas y media) en donde sus puntos fuertes y más personales están en los gags entre personajes currándose los perfiles psicológicos basados en sus debilidades.
Lo más sorprendente para mí sigue siendo el hecho de ver semejantes personajes de carne y hueso vestidos de trajes de neopreno, capas y armaduras futuristas campando a sus anchas por un mundo real. La distancia que se crea de verosimilitud se refuerza gracias a la fotografía que evita ser dramática y parecerse más a una sitcom luminosa y brillante. Un diseño de producción bien diferente de otras sagas como El caballero Oscuro, X-Men o Star Wars que tienen una marca de universo paralelo con mayor personalidad.
Los hombres de Marvel continúan en la Guerra Fría desarrollando la acción en el Este donde el enemigo ha creado a dos “mejorados” que odian a USA por la guerra que han sufrid. en sus propias carnes. Iguamente curioso es la capacidad y velocidad que se dan en reconvertirse y caer en los brazos maternales de América (con algún recelo insignificante, propio de un adolescente desorientado). El mal solo queda en los robots mientras que los humanos son convencidos y convertidos por los Vengadores, un grupo esperpéntico que defiende la paz para la humanidad sin ni siquiera mostrar ninguna intención de integrarse en ella.
En este episodio predomina el factor humano por encima de la propia acción (que no desaparece ni mucho menos) con largas conversaciones que preceden a la tormenta de flechas, golpes y peleas en el aire. Todos los protagonistas (demasiados aunque se juegue con el factor de que ya conocemos a la mayoría) descubren su corazón incluso durante la batalla. Ultrón es caso aparte, marcándose un discurso teológico en cada escena. Sin embargo, tal es el tópico al que llegan sus historias que no llevan a ninguna parte, alargando sin sentido sus penas hasta el desenlace que supondrá las dos últimas entregas, esperemos con cierta resolución. Lo cierto es que no espero que tengan resolución convirtiendose como dice Ultrón en simples marionetas en manos de la estrategia de Disney de construir una tela de araña de estrenos.
La era de Ultrón parece una película diseñada para presentar a más personajes.