Svetlana no pudo tener un padre más amante y tierno, nadie que la cuidara como él, que trataba de darle la felicidad alejándola de las amistades peligrosas, y mientras Papá Iósif era así con “Mi gorrioncillo”, hacía fusilar y enviaba al gulag masivamente a seres humanos hasta provocar veinte millones de muertos, como cuenta Martin Amis en Koba el Temible.
El padre de Svetlana era conocido como Stalin, el líder comunista soviético solo comparable en inhumanidad con Hitler, Mao o Pol Pot.
Años más tarde de la muerte de su padre, en 1953, Svetlana se exilió en EE.UU. y contó como escritora sus experiencias en la URSS en The Faraway music (La música lejana), creo que no está traducido al castellano.
En el texto aparece una frase que define lo que dedujo como súbdita soviética: Los comunistas querían obsesivamente venganza, nunca justicia.
Es pertinente recordar a Svetlana Stalin ahora porque en la campaña para las elecciones municipales y autonómicas del pasado 24 el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, como si hubiera leído a la hija de Koba el Temible, decía que Ciudadanos buscaba justicia, mientras que Podemos exigía venganza.
Si se analiza el discurso de Podemos se descubre en sus insultos y su rabia esa ambición de revancha. Aunque no la demuestre la futura alcaldesa de Madrid, la exjueza comunista y aparentemente dulce abuelita, Manuela Carmena.
Ella no insulta, no grita, pero quienes la auparon transmiten con su tono crispado tal carga de irritación que llegan a producir miedo: parece que acaban de perder la guerra civil, donde muchos de sus antepasados en realidad lucharon al lado de Franco, y que quieren desquitarse ahora.
El filósofo y poeta Félix de Azúa, que participó en la creación de Ciudadanos en 2006, dice que “Podemos es el heredero de la tradición totalitaria y caudillista española que ha trocado el comunismo por la corrección política”.
Sí. Es la vuelta al pensamiento del amantísimo padre de Svetlana.
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SALAS