La alcachofa es una planta medicinal con hojas de color verde muy claro, tallo grueso y cabezuelas bastante grandes. La época de florecimiento típica para esta especie (Cynara scolymus) es el verano. Para aprovechar los usos medicinales que ofrece la alcachofa es importante recolectar las hojas de esta planta. El sabor de las hojas a muchas personas les resulta un tanto fuerte, por lo que deberán pasar por un período de adaptación.
Si queremos conseguir remedios caseros a base de alcachofa con un buen nivel de efectividad lo más recomendable es recolectar las hojas de esta planta en su primer año (así estaremos aprovechando una mayor cantidad de principios activos en la planta). La composición química de esta planta incluye algunos ácidos fenólicos, flavonoides y demás principios activos (como la ciarina).
Esta planta es conocida por el fruto interno que posee, de gran valor en todo tipo de dietas. La alcachofa es una planta con un notable poder hipoglucemiante (está recomendada para pacientes con diabetes). Además, esta especie es muy buena para quienes tienen arterioesclerosis, colesterol elevado y otras deficiencias metabólicas. Con la alcachofa se pueden preparar excelentes remedios de efecto diurético y laxante. En distintas partes del mundo la alcachofa es también valorada por su excelente poder curativo en caso de problemas hepáticos.
Para sacar ventaja de las propiedades de la alcachofa se recomienda extraer el jugo de las hojas o preparar una infusión. El jugo de las hojas de alcachofa puede ser extraído por medios mecánicos y adicionado con azúcar o algún vino dulce. Este preparado sirve para mejorar problemas hepáticos y para ayudar a regularizar el metabolismo de la glucosa en casos de diabetes. Si queremos hacer una infusión a base de esta planta necesitamos 10gr de hojas frescas por cada litro de agua. Beber 2-3 tazas al día.