«Y existe un Paris acanallado de calles estrechas, casas con servicios comunitarios y mansardas con goteras, donde se congelaban los artistas de La Boheme.» – Rouget de Lisle. Una descripción de una calle parisina en la que se describe un ambiente decadente a la vez que elegante. Las famosas capotas sobre las ventanas parisinas armonizan una calle compuesta por decenas de edificios similares pero únicos, donde uno de los inventos más ordinarios como puede ser la creación de una sombra se convierte en herramienta para homogeniezar el paisaje.
Las capotas decorativas se vienen utilizando como soporte publicitario, a la vez que aportan sombra, protección de la lluvia en la entrada o en un balcón; se trata de un elemento arquitectónico con una gran potencia compositiva y con más funciones más allá de la estética.
Foto de Merve en PexelsLa decoración de la fachada, aunque se trate de una fachada austera, si se completa con el ritmo de los huecos coronados por una capota, parece enriquecerse, unificarse, acicalarse como si de una sombra de ojos se tratase, haciéndose más atractiva. El empleo de materiales textiles aporta además la calidez de una instalación casi doméstica. Ésta tiende a repetirse y a crear un ritmo que acompaña al ciudadano y lo invita a participar de las escenas urbanas que prácticamente se podrían clasificar como de película.
Existen diversos dispositivos fijos y móviles, con la particularidad que su propia geometría les aporta la rigidez que necesitan para resistir los efectos del viento. Acostumbran a rematarse en su parte inferior por una falda, con corte recto o geométrico, donde se acumula la humedad después de una lluvia, de tal manera que la estructura principal, un poco más arriba no sufre tanto, permitiendo una mayor durabilidad.
En aquellas capotas en las que se remata con formas geométricas, en sus partes bajas se concentran las goteras, permitiendo una mayor limpieza de las telas, ya que el agua se ve concentrada en las puntas. Un elemento aparentemente decorativo tiene más funciones que la simple estética.
Las capotas son también un perfecto soporte publicitario, puesto que son fáciles de rotular y porque se encuentran a la altura del peatón, situándose por tanto a la altura perfecta para servir de rótulo informativo, para dar título a un establecimiento o para ser un simple anuncio.
Foto de Igor Starkov en PexelsLas capotas son algo más que un simple toldo. Son un elemento que aporta glamour, clase y calidez a la calle, convirtiéndose en el instrumento mágico para convertir una simple entrada en algo más, una manera de aportar la sencillez y la elegancia de una calle bohemia a cualquier calle del mundo.
Los sistemas más habituales están compuestos por una estructura metálica ligera, generalmente de aluminio y una cubierta textil, de loneta. Las composiciones de color jugando con los pliegues de la estructura, o los estampados de rayas son los acabados más recurrentes, aunque se trata realmente de verdaderos lienzos en blanco que permiten decorar a medida cualquier portal, terraza, balcón o acceso.
Vistas todas estas ventajas, ¿para qué tipo de negocio creemos que son más útiles? En el mundo de la hostelería, restaurantes y bares, puesto que la facilidad de personalización, la calidad del espacio que se crea en el umbral del hueco y la clase que aporta… ¿se puede aportar más a un local con tan poco?