El agua permite realizar movimientos que en la tierra no y es muy bueno para la función psicomotriz del bebé, además de que le aporta beneficios en el aparato osteo muscular y cardiorespiratorio, ayuda al sistema inmunológico, fortalece las relaciones afectivas, es bueno para la socialización, ayuda a relajarse y sentirse más seguro y muchas más cosas.
El niño, en la natación aprende a conocer el agua y a llevarse bien con ella, a moverse sobre ella y sentirse más seguro. Se puede sentir mejor psicológicamente, además de que se ha demostrado que los bebés que practican natación desde una edad temprana desarrollan mejor la percepción del mundo y el coeficiente intelectual.
La natación también ayuda al equilibrio, la coordinación, el conocimiento del espacio y la creatividad del bebé, entre todas las ventajas antes comentadas, creando un bebé sano física y psicológicamente.
Para practicar la natación se debe contar con un adulto, preferiblemente un profesor que le enseñe, un buen clima y temperatura del agua y todo lo necesario para unas clases de natación en que el bebé practique un deporte que es bueno para su salud además de que le permite mantener y fortalecer vínculos afectivos que sin duda le serán buenos.
Nadar puede ser divertido…y sin duda muy sano para el bebé. Hay que dejar que el bebé se divierta a la vez que aprende y se siente bien.