La terapia conocida bajo el nombre de radiónica (también hay quienes se refieren a ella como técnica psicotrónica) utilizan algunos elementos eléctricos con uso de frecuencias de radio y muestras de tejido del paciente que se va a tratar. El aparato eléctrico que se utiliza en las sesiones de radiónica consiste en una serie de escalas circulares situadas sobre un panel fabricado en aluminio con potenciómetros finamente calibrados. Esta terapia no posee ningún tipo de riesgo añadido y puede ser utilizada cuantas veces se desee.
En una sesión de radiónica el paciente debe suministrar una muestra de tejido (pueden ser unos pocos cabellos o algunas gotas de su sangre) para que la máquina pueda comparar esta muestra “testigo” con las frecuencias de radio que va produciendo el paciente. Por una serie de comparaciones que se van realizando de manera sucesiva sobre las muestras testigo y las características que demuestra el paciente a cada momento se puede determinar con un alto índice de precisión la frecuencia energética manifestada por el paciente. Al mismo tiempo se puede establecer de manera contundente cuál es el equilibrio energético al que debería arribar el paciente (con la base de los datos “testigo” suministrados previamente).
Vale destacar que las ventajas de la terapia radiónica también se pueden apreciar en los casos en los que el paciente no se puede hacer presente en la sesión (bastan sus muestras testigo). En los casos particulares en los que el paciente no puede presentarse de forma física lo más recomendable es efectuar un registro minucioso de todos los detalles para comunicárselos a la persona en un momento ulterior (idealmente debería ser el especialista en radiónica quien suministre estos datos, dado que será el encargado de entrar en la misma red energética del paciente al que está tratando en ese momento).