Este libro de Antonio Orejudo, que cayó en mis manos por mera casualidad, ha constituido una de las lecturas más estimulantes de los últimos tiempos. Su originalidad es arrolladora, el sentido del humor permanente, y el estilo innovador (llegué a contar siete voces de narrador anidadas una dentro de otra), y me sorprende sinceramente que el autor no goce de más renombre y cuente con tan poca obra impresa, que un servidor se va a dedicar a escarbar con ansioso afán.
