Todavía queda gente desesperanzada al otro lado de esa alambrada. No todos vinieron a morir aquí, de manera que no os hagáis ilusiones porque tarde o temprano cruzarán y nos veremos realmente desbordados. ¿Pero es que no os dais cuenta, malditos perros estúpidos, de que no hace tanto la situación era la contraria y éramos nosotros los que cruzábamos hasta sus tierras a mendigar un pedacito de futuro?
Veo muchachos fuertes y hombres forjados, pero sobre todo veo a los más débiles, veo mujeres y veo niños y veo que son los primeros en caer, muchos de ellos antes de llegar, desfallecidos con tan solo pensar lo que se les viene encima.
Veo que no existe la calma después de esta tormenta y que lo mejor nunca está por llegar.
En estas condiciones lo más sensato sería arrimarse a los más fuertes para intentar sobrevivir, pero veo que ellos a duras penas pueden consigo mismos, como para pensar en ocuparse de alguien más. Imposible. Veo miradas vacías y huecas, ojos alucinados que no dan crédito a tanta mala suerte, veo labios resecos, moscas hambrientas, sonrisas inexistentes y un pensamiento común: la vida, para una que tengo y me toca vivirla así.
Veo que en el fondo no soy tan diferente de los “malos”, veo mi egoísmo y mi vanidad, veo como los de este lado de la alambrada nos sentimos superiores solo porque tenemos comida y libros, techo, televisión y medicinas. Veo gobiernos que dan la espalda a los que necesitan ayuda y gobernantes que se lavan las manos con el cinismo dibujado en la cara. Veo armas y veo traficantes de personas, veo barcos varados para siempre en la oscura playa de la desigualdad y veo un par de ojos verdes pequeños y redondos, frágiles como el vidrio fino, llorando en silencio incapaces de soltar lágrimas, a punto de morir deshidratados.
El perdón no es suficiente y siempre llega demasiado tarde. La situación es incontenible y ya se nos ha ido de las manos. Son decenas de miles cada día, cada semana, cada mes. Pequeñas pateras o enormes barcos repletos de personas que van en busca de lo más básico, de la supervivencia, de una oportunidad en la vida.
Pienso en todo esto, cierro los ojos y veo cosas que preferiría no haber visto.