P(u)ateando la vida. Otro blog de Golcar

El 7 de junio de 2017 nos llegó la noticia: a «El Catire», mi sobrino Enmanuel, lo mataron en Altamira. Su cuerpo se encontraba entonces en la morgue de Bello Monte.
Mientras tratábamos de asimilar el impacto, de digerir el dolor, el luto se hacía más negro. Mataron a Neomar Lander.
Ya no era mi sobrino. No era Neomar. El dolor y el luto era por un país al que tenían meses matándole el futuro.
Al duelo se sumaba la incertidumbre: ¿Hasta cuándo? Y un terrible presentimiento de que estos no serían los últimos muertos. La revolución tiene un hambre voraz de muerte que dos años después, aún no ha saciado.
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