He ahí la cuestión. Se trata de ver. Ver cómo una ley puede volvernos al siglo XX, ver que quieren dar más privilegios a la Iglesia, ver que el acceso a los estudios superiores, por su precio, será mucho menos accesible para las clases medias y bajas, ver que las becas han disminuido de forma dramática, ver que la asignatura de Ciudadanía se convierte en una especie de Formación del Espíritu Nacional.
Ver cómo las clases tienen un diez por ciento más de alumnos. Ver cómo se despiden decenas de miles de profesores interinos. Ver cómo, a pesar de las promesas del PP, se ha recortado de forma alarmante los recursos en la Enseñanza Pública, sin recortar las subvenciones a las escuelas privadas y concertadas. Ver cómo se subvenciona a escuelas concertadas que segregan a los alumnos por sexo. Ver que todo el mundo está en contra de la ley Wert (LOMCE).
Por eso, es preciso no Wert. Porque este ministro es un peligro público. Porque tiene la peor imagen que cualquier ministro de la democracia. Porque miente como un bellaco hablando de consenso cuando tiene a todo el mundo en contra. Porque se ha plegado a los dictámenes de la Iglesia Católica. Porque nos quiere hacer retroceder al Nacional-catolicismo. Porque se esconde, no responde –tampoco en un día como hoy, con una huelga gigantesca— a los medios de comunicación.
Por todo eso, este ministro debe retirar la ley –cuyo anteproyecto se pretende aprobar mañana en el Congreso-- y marcharse a casa. Nunca un ministro ha tenido tanta contestación ni tan mala imagen. Debe dejar el sitio a otro capaz de pactar con la comunidad escolar y sindical.
Hoy este ministro –aunque los datos oficiales mientan— está sufriendo una huelga seguida por todos los sectores de la comunidad escolar, con manifestaciones en la mayoría de las ciudades. Y, sin embargo, nada se mueve. Estudiantes, desde los tres años hasta los universitarios, profesores de todos los niveles, padres de alumnos, los sindicatos mayoritarios. Todos unidos contra esta inmunda ley. Es curioso ver cómo Wert habla de consenso y se ha enfrentado con todos.
Porque la educación no es una cuestión del gobierno sino de la sociedad. Así se lo ha hecho ver su propio hermano. Y es, desde ésta, desde donde debe surgir un consenso para todos.
La huelga de hoy ha sido un éxito que debería hacer dimitir a Wert y recapacitar al gobierno pepero. Lamentablemente no ocurrirá y habrá que insistir en las movilizaciones. Pero no debemos cejar en el empeño hasta que en este país haya una Enseñanza Pública de todos y para todos.
Salud y República