Año: 2015
Editorial: Autopublicado
Género: Novela
Valoración: Recomendable
No sabemos muy bien por qué, pero los autopublicados que nos llegan, además de aumentar su número (cosa que sí esperábamos), están mejorando con creces su calidad. Si bien en esta web ya hemos tenido buenas muestras de ello (incluso valiendo una nominación al Premio Guillermo de Baskerville), hoy presentamos otra novela indie que viene abriéndose paso por sus propios méritos: Peregrina de los mundos.
Ana es una mujer estable, bien situada, felizmente casada y con un buen trabajo. Sin embargo, a poco de profundizar en su vida, salen a flote una serie de inseguridades y problemas que lleva arrastrando desde su adolescencia. Sofía es una joven cuya vida es un desastre. Está atrapada en una vorágine de deseo e insatisfactorias relaciones autodestructivas que la convierten en un ser desdichado. Poco a poco, vamos viendo los puntos en común de estas dos mujeres tan distintas y, al mismo tiempo, tan iguales.
Lo primero que se puede decir de Peregrina de los mundos es que se trata de una obra perfectamente verosímil. Los personajes son creíbles a más no poder, sobre todo Ana y Sofía, las dos protagonistas. En realidad, apenas hay más información que la necesaria de los otros miembros del reparto, pero tampoco hace falta. Se nota que la autora ha seguido un rigoroso proceso de documentación para mostrar con tanto convencimiento un asunto tan serio como la adicción al amor y al sexo.
Pero no busquen en este libro una historia erótica sin substancia del estilo de cierta saga de la que todos tenemos noticia. Peregrina de los mundos es lo opuesto a Cincuenta sombras de Grey (hala, ya lo he dicho). En la novela de Vera Scarlett hay un esfuerzo por ponerse del lado de los adictos al sexo, de mostrarlos como lo que realmente son, seres desvalidos en manos de gente que los manipula y se aprovecha de su enfermedad. En este libro el lector logra ponerse en la piel del enfermo, consiguiendo certeramente comprender sus padecimientos. Además, esta novela lleva por bandera el respeto por la mujer como ser humano, huyendo siempre del cargante tópico ultrasexualizado con el que somos a diario machacados.
Del estilo del texto se puede decir que casi no hay nada destacable que mencionar. A veces, hay cierta inclinación al preciosismo, a la imagen de alta definición (sin llegar a saturar), pero la fluidez es bastante uniforme de principio a fin. Esto, que si bien no suma, tampoco resta, lo que, ya de por sí, es todo un logro en una novela de 270 páginas. Y es que el ritmo está muy bien trabajado, usando con inteligencia el recurso de dividir la acción en dos partes (una para Ana, y otra para Sofía) que se entrelazan entre sí. La pena es que esta dualidad no está del todo bien aprovechada: el estilo es siempre el mismo. Apenas hay variación entre el punto de vista de una y otra, cuando en realidad debería estar más marcada la diferencia (hay seis años de distancia entre ellas).
Si, como ya comentamos antes, el ritmo se mantiene constante, el interés no siempre está a la misma altura. Es verdad que el texto no se hace aburrido en ningún punto, no obstante, existen pasajes menos suculentos, sobre todo cuando el lector ya conoce todos los pormenores del pasado de Ana y Sofía, y ha asistido al desenlace de la batalla de ambas mujeres contra su adicción y contra aquellos que intentan aprovecharse de ellas. Pero, vamos, es una valoración más subjetiva que objetiva.
En resumen, Peregrina de los mundos es una novela real, interesante, valiente, que se atreve a llamar las cosas por su nombre y a mostrar la cara menos amable de la adicción al sexo. Todo ello desde un punto de vista sensato y respetuoso hacia la mujer. Hacen falta más títulos como este en las librerías.
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