Revista Mundo animal

Verano andaluz

Por Alvalufer

Ya he vuelto de Italia,  si todo va bien volveré a vivir en España espero que un buen tiempo, así que no puedo decir que este sea el primer verano que me pierdo de España, porque solo en parte me lo he perdido. El verano es para mi gusto la época más desfavorable para andar por el campo andaluz, la mayor parte de horas del día no hace una temperatura como para andar por ahí, eso sí, un paseo a partir de las 20:30 más o menos si se agradece, aunque paisajísticamente y en cuanto a fauna es menos disfrutable todo. El truco que uso yo, e imagino que otros muchos, salvo que se sea de una parte fresca de Andalucía, es frecuentar más las marismas o ecosistemas dunares hasta que vuelvan las lluvias. Es época de dejar de lado pinares y dehesas y acercarse a ver limícolas, flamencos, espátulas, etc. Hasta que las primeras  lluvias vuelvan, allá por octubre, espero.

Verano andaluz

No obstante  si que voy al campo, porque soy así y no puedo resistirme. En esta época lo más normal es que las hierbas estén secas y los arbustos aguantando como pueden, pero lejos de su máxima belleza. Todo pincha, lo más normal es volver a casa con los calcetines y zapatos llenos de frutos ganchudos. Con algo de mala suerte, si te pones a remover hierbas o tierras para sembrar puedes volverte a casa con el peor regalo de todos: garrapatas o pulgas. No me quiero ni acordar de los malos días que pasé lleno de ronchas por unas picaduras de pulga,  y mi miedo al subirme al avión para Ecuador lleno de las mismas, no fuera a ser que me echaran para atrás o pasara algo anómalo. Lo que uno puede encontrar en estas épocas son serpientes y lagartos ocelados soleándose o cruzando carreteras, aves que acuden a los pocos bebederos que encuentran para refrescarse y muchos insectos. Con algo de suerte se pueden hacer esperas en charcas que permanecen en verano, ya que los animales las conocen y de noche pueden acercarse a beber ciervos, jabalíes y otros mamíferos, siendo una oportunidad interesante de verlos.No es tampoco la época de mayor belleza de los animales, ya que al menos para mí el pelaje de invierno( más tupido) es más hermoso que el de  verano.

Otra actividad veraniega para hacer es la pesca, o también el snorkel. Desde pequeño hasta ahora he pescado infinitas veces con mi familia, sobre todo en espigones para no molestar a bañistas, y he de decir que en los últimos años las pescas cada vez son peores en cantidad y calidad de los peces, lejos quedan las maravillosas pescas de mi infancia, cuando era tirar la caña y recoger, muy ameno. Pero desde luego para mí el buceo  ofrece infinitas posibilidades, y eso que en Huelva escasean en su práctica totalidad los sitios aptos para un disfrute sobresaliente de tal actividad. De todos modos entre mis ratos gloriosos de buceo onubense se encuentran mis observaciones de luchas entre cangrejos macho, y los caballitos de mar que aún quedaban hará diez años en Ayamonte, lugar este con una variedad de moluscos y crustáceos admirable que también se ha perdido en la última década. Y ahora que se me han venido a la mente los moluscos, entre mis recuerdos de infancia imborrables se encuentra la ocasión en que puse en un cubo huevos de choco( sepia) y eclosionaron al rato, algo inesperado totalmente.

Otra observación playera de interés( ya he dicho al empezar que en esta época soy más de dunas y marismas que de campo) son los camaleones, presentes en ecosistemas dunares onubenses y que en repetidas ocasiones- no sin esfuerzo- he  logrado ver. Yo tendría 16 años la primera vez que los observé en su hábitat, y recuerdo el contexto incluso, una mata de una planta churruscada, ennegrecida, y el camaleón, camuflado de un color muy oscuro,  tranquilamente como si nada fuera con él. Desde entonces he visto más en repetidas ocasiones, incluyendo una puesta recién eclosionada o uno herido que encontré en Huelva capital, que algún gracioso lo habría soltado. Para mi gusto es un animal indescriptible, fascinante, cuya observación es de las que más emociones me produce.

Estos son mis recuerdos de infancia y adolescencia, ya que en tiempos más recientes he pasado buena parte de mis veranos en Ecuador, Cabo Verde, Nicaragua o Sicilia, como ya sabéis los que seguíis mi blog.

Lo dicho, disfrutad de este documental, y si vais al campo pasad las horas de más calor debajo de una buena encina hasta que pase lo peor, y por supuesto, llevad agua en abundancia.

 


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