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Verano azul

Publicado el 06 julio 2012 por Moradadelbuho @moradadelbuho

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Verano azul

Diario de una Teléfila

Lo que ha llovido desde 1.981, fecha de nacimiento de “Verano Azul”, y a pesar del paso del tiempo la serie sigue fresca en la memoria de varias generaciones gracias a un estreno arrollador y al récord de reposiciones que vinieron después.

Con esta ficción, Antonio Mercero y Televisión Española supieron dar en el clavo y, a pesar de que con el tiempo la serie no ha envejecido demasiado bien, en su momento sacudió los cimientos más sólidos de una sociedad que salía de un período muy oscuro y llevaron a la Televisión Nacional una historia que narraba la pérdida de la inocencia y el paso a la madurez de un grupo de niños, proceso adornado con tramas paralelas que expusieron ante el público asuntos que nunca se habían tratado antes.

Cómo olvidar la bofetada que le dio Javi a su padre, la menstruación de Bea, el beso entre Pancho y Bea, las surrealistas mariposas negras de Julia, el “chupa del frasco carrasco, frasco”, el hit de “La dorada” (adaptación de una canción de Joan Baez). y, cómo no, la muerte de Chanquete y el final del verano.

19 episodios en una temporada única (se emitió los domingos a las cuatro de la tarde, un horario marcadamente familiar), que hablaron que ecología, sexualidad, la importancia de la amistad, la frustración, el divorcio o el miedo a la muerte.

Las canciones del Dúo Dinámico consiguieron ensalzar el dramatismo necesario. Lágrimas a porrillo en una especie de catarsis nacional aquel 14 de Febrero de 1.982.

Pero empecemos por el principio con, cómo no, la pegadiza canción de los créditos iniciales.

No me voy a detener en la historia en sí de la serie y tampoco voy a enumerar los personajes porque no creo que sea necesario. Sí quiero mencionar que el reparto de la serie se compuso de rostros de niños entonces desconocidos y de adultos que, la mayoría, tenían una carrera en cine y teatro.

Además de Antonio Ferrandis, en el reparto estaban Pepe Ruiz, Concha Cuetos, Carlos Larrañaga, Fernando Sánchez Polak o Helga Liné, por mencionar a algunos. Una estrategia que se aseguró el tirón inicial entre la audiencia adulta.

La serie fue un fenómeno nacional llegando a acumular 20 millones de espectadores. Los actores principales se vieron envueltos en una vorágine de popularidad desconocida entonces para la mayoría, con la salvedad quizá de Antonio Ferrandis, que ya tenía una buena carrera hecha.

Verano azul convirtió en popular el pueblo de Nerja y, aún hoy, en cierta manera se vive del boom que supuso la serie en su momento. Las playas, las calles, los locales…, en todos los rincones pasaba algo digno de mención y el pueblo se convirtió en un plató lleno de hitos buscados por los fans.

Pero en cualquier sitio saltaba la liebre, el discurso moderno siempre salía ganando por encima del de la tradición más casposa en un lenguaje totalmente comprensible tanto para niños como para adultos. Aquello de “a lo mejor” fue muy repetitivo.

Aviso a navegantes, nunca mejor dicho: “La dorada” jamás existió en Nerja, fue una maqueta que hicieron en los estudios de Televisión Española y que, cuando acabó el rodaje, se desmontó y se destruyó; el cementerio donde enterraron a Chanquete era de otro pueblo; y Nerja no tiene puerto.

Estos pequeños detalles no han impedido que en Nerja haya un parque dedicado a la serie y que se repitan los homenajes a “Verano Azul” cada cierto tiempo, coincidiendo con la efeméride del estreno de la serie.

Lo cierto es que “Verano Azul” fue una revolución, tanto en lo que se refiere a la producción propiamente dicha como a los guiones. La serie fue un impacto que llegó en el momento justo, en una época de cambio social muy importante, y supo recoger toda aquella convulsión y transmitirla a través de la mirada de unos niños que se asombraban de cada cambio.

Fuente | Vayatele

  Celso de Ourense (@moradadelbuho)  


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