Revista Libros
El niño prodigio del nuevo cine mexicano se llama Nicolás Pereda, tiene menos de treinta años y cinco estupendas películas que ya se foguearon en los festivales más prestigiosas del mundo, la última, la que vamos a ver esta noche en Primer Plano inaugurando el especial sobre cine de México es Verano de Goliat, una película de 2010 que ganó premios en Venecia, en el Festival de Valdivia y en el BAFICI.Verano de Goliat es un panorama de la vida rural en Huilotepec, un pequeño pueblo de México signado (como tantos otros) por el atraso, la pobreza, la corrupción y la violencia. Pereda baraja al mismo tiempo varias líneas narrativas. Una, la principal, es la historia de Teresa, una mujer estancada en el dolor que le infringió su marido al abandonarla. Las otras, más tenues, incluyen al hijo de Teresa (Gabino) que intenta ganarse la vida en el ejército y se divierte matoneando inocentes y a una pequeña pandilla de niños nucleados alrededor de Goliat (un adolescente sospechado de haber matado a su novia).Pero el modelo narrativo de Verano de Goliat no es el coro sino el rompecabezas. Pereda va y viene entre las historias con toda libertad, armando un mosaico irregular donde lo que no se ve, lo que se omite, es tan importante como lo que se ve. Cada historia es una pieza y cada pieza una visión parcial, un pequeño flash de esa realidad inhóspita que es el mundo de Huilotepec. Como todos los buenos cineastas Pereda sabe que en el cine la forma es el lugar de la invención y Verano de Goliat multiplica los hallazgos formales. El film de Pereda se mueve sin escrúpulos entre la ficción y el documental, usa técnicas de entrevistas y reenactments y pone en evidencia el artificio que subyace a toda imagen. Pero como el portugués Miguel Gómez o el tailandés Apichatpong Weerasethakul, dos cineastas actuales con los que tiene mucho en común, Pereda es un artista a la vez crítico y mágico. Crítico porque no da nada por sentado; mágico porque es de una sensibilidad mágica notable. Verano de Goliat nos obliga a interrogarnos una y otra vez sobre lo que vemos pero también nos sorprende, nos transporta y nos hechiza.
El texto es transcripción de la presentación realizada por Alan Pauls el 5 de Septiembre de 2012 en el marco del ciclo especial sobre Cine de México en Primer Plano I sat: