Los que habitualmente pasáis por aquí sabéis que la Serie Bergman es una de mis favoritas de estos últimos años y que en cuanto hay nueva novela publicada, dos años llevamos ya sin ninguna…, dejo todo lo que tenga en mis manos para lanzarme a por ella. En esta ocasión del tándem formado por Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt, se nos ha desmarcado este último para regalarnos el inicio de una nueva serie. Hoy os hablo de Verano de lobos.
Mi opinión
En Haparanda, en la frontera entre Suecia y Finlandia, hace años que la vida da pocas sorpresas y la monotonía se ha adueñado de sus calles. El departamento de policía tiene poco trabajo más allá de pequeños hurtos y algún vecino que ha bebido de más. Pero cuando, tras la aparición de una loba muerta probablemente a manos de un furtivo, el análisis del contenido de su estómago revela que ha consumido carne humana, toda la policía de la localidad se pone en alerta para encontrar el cadáver al que esos restos pertenecen. Cuando lo encuentran todo parece apuntar a un vínculo con un sangriento enfrentamiento entre narcotraficantes que tuvo lugar días atrás en Finlandia.
La policía Hannah Wester encabeza un elenco de personajes tan variados como numerosos. Ella es una mujer de mediana edad acosada por los síntomas de la menopausia, con un pasado doloroso del que intenta huir y con una relación matrimonial que después de tantos años comienza a hacer aguas. Es sin duda una protagonista muy alejada del típico investigador que encontramos en la novela negra y esto siempre se agradece. A pesar de ello es un personaje al que me ha costado entender en sus relaciones personales y con la que no he logrado empatizar. Tanto principales como secundarios son fundamentales para el desarrollo de la historia. No se limita el autor al hilo principal de la novela sobre la investigación del crimen, sino que numerosas subtramas nos llevarán por la vida personal de muchos de los personajes entre los que destacaría a Sandra, que comienza como secundaria y que nos irá deparando grandes sorpresas a lo largo de la lectura. Es sin duda un personaje muy bien trazado, lleno de matices y compuesto por múltiples capas se van destapando poco a poco a los ojos de un lector que asiste asombrado a una evolución magnífica.
En cuanto a la investigación policial en sí misma, si bien tiene un inicio titubeante, conforme avanzamos en la lectura y aunque no se dejan de lado las subtramas personales, va tomando una forma cada vez más definida y va creciendo en intriga, ayudado todo ello por el hecho de que el lector conoce más datos de los que maneja la policía, nosotros sí sabemos cómo llegó ese cadáver al bosque y asistimos desesperados a cómo los investigadores no dejan de dar palos de ciego. Por si esto fuera poco la llegada a Haparanda de una asesina a suelo en busca también del responsable de la muerte no hace sino aumentar más la tensión.
En definitiva, Verano de lobos es una novela negra que con un ritmo sostenido se lee con facilidad e interés gracias a una prosa sencilla y un estilo fluido. Una novela que parte de una premisa muy original y cuya lectura va de menos a más hasta un final que, si bien cierra el caso investigado sin fisuras, deja abiertos algunos interrogantes muy interesantes que surgen en las últimas páginas y para los que no me cabe duda obtendremos alguna respuesta en la siguiente entrega.